miércoles, 13 de agosto de 2014

Partidos políticos


Creo que, afortunadamente, son cada vez más las voces que se alzan denunciando el mayor problema que padecen las democracias occidentales: la crisis de los partidos políticos como consecuencia de la alarmante falta de democracia interna en los mismos. El tema es particularmente grave, pues, se convierten en instrumentos poco aptos para desempeñar el papel encomendado que es, fundamentalmente, elevar el nivel de democracia en las sociedades.
Esta situación, que se da en mayor o menor medida en todos los países (recordemos las últimas elecciones presidenciales de Francia), en España apenas se puede disimular, por mucho que pretendan los políticos y los medios de comunicación, en general, pronunciando una y otra vez el discurso políticamente correcto. Se manifiesta, sobre todo en el PP, donde se ha implantado un régimen caudillista, por el que Aznar lo mismo designa sucesor, que impone la desastrosa política exterior del país. En el PSOE, sin llegar a esos extremos, la situación creada en la Comunidad de Madrid, pone al descubierto las luchas internas entre grupos rivales para conseguir cotas de poder. En Izquierda Unida, el mismo nombre de unida ya resulta un sarcasmo (en Asturias la deriva identitaria de esta organización hace que resulte también un sarcasmo lo de izquierda). Se podrían poner muchos más ejemplos de lo que digo, que están en la mente de todos, aquí, en Asturias, sin ir más lejos.
La conclusión que habría que sacar es que, o la sociedad toma conciencia del asunto empezando por los políticos (¿pueden?) y se toman medidas eficaces para corregirlo, o el futuro que nos espera va a ser muy negro, pues, como es sabido, la alternativa a la política es la mafia.


                                                                               Gijón, 27-9-2003

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