jueves, 14 de agosto de 2014

Matar a un tertuliano


Se me propone la descabellada idea de matar, literariamente, se entiende, a un tertuliano. No oculto que en más de una ocasión no haya sentido deseos de liquidar a más de uno de los pertenecientes a ese gremio. De hecho, hace ya tiempo que he liquidado a todos los tertulianos radiofónicos y televisivos. Simplemente, no los sintonizo, tal es el furor que me producen su verborrea empalagosa, sus argumentos carentes de rigor, sus medias verdades, su discurso políticamente correcto... Parece como si sólo se escuchasen a sí mismos. Hay algunos que son verdaderos terroristas informativos.
Sin embargo, en esta ocasión se trata de Curto, un compañero de la tertulia literaria, Puntos Subversivos, de los miércoles. ¿Cómo voy a hacer tamaño disparate? En primer lugar, perderíamos a uno de los mejores redactores del grupo y en segundo lugar, nos quedaríamos sin un compañero amable y discreto.
No, decididamente, no voy a matarlo.



                                                                          Gijón, 6-7-2003

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