Un asiduo
colaborador de esta página trata, sin duda con la mejor intención, de
convencernos de las excelencias de los valores de la fe cristiana. Lectores
habrá a los que transmita su entusiasmo cuando presenta al Papa como un
auténtico campeón en la lucha por tales valores. Sin embargo, para otros, entre
los que me incluyo, la percepción de esta realidad es bien diferente.
Así, en la
última visita de Wojtyla a este país, curiosamente en vísperas de elecciones,
fuimos testigos del asombroso cambio que se produjo en cuestión de días, más
bien horas, en su discurso: del ‘No a la guerra’ (por la guerra de Irak) se
pasó al ‘No al terrorismo’, en la más clara sintonía política antiterrorista
del presidente Aznar.
Pero no acaba
aquí esta actuación interesada, hecha a la vista de todo el mundo. En un golpe
de efecto increíble, se nos muestra a ‘su santidad’ recibiendo a lo que parece
ser, la modélica familia cristiana: la familia Aznar en pleno. La manipulación
político-mediática del hecho era tan descarada, que hubo que disimularla un
poco mostrando al Papa con el jefe de la oposición, Zapatero. Éste, por
supuesto, sin familia. A los cristianos ‘separatistas’ del norte, ya no se les
permitió salir en la foto.
Otra
insuperable puesta en escena mediática fue la ceremonia religiosa hecha en
Madrid en olor a multitudes. En un decorado impresionante, el Papa como gran
protagonista del evento, la familia real, en lugar bien destacado del escenario
y el pueblo oferente y sumiso, rendido a los poderes terrenales y celestiales.
Días más
tarde, el esperado descalabro electoral del PP no se produce y acto seguido la
ministra de Educación decreta la enseñanza religiosa evaluable en los colegios
en sus dos modalidades, confesional y no confesional. Y es que ‘así se escribe
la historia’.
Gijón, 19-7-2003
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