Del cine se dice que es el
séptimo arte. Y con razón, pues la visión de una buena película despierta
emociones tan intensas como la lectura de un libro, la contemplación de un
cuadro o la audición de una sinfonía. Hay películas, como las denominadas
históricas, que además proporcionan una lección sobre un determinado pasaje de la Historia. Tal es el
caso ‘Lutero’, película actualmente en nuestros cines. En ella se narra la vida
de este personaje y las causas y acontecimientos que condujeron al cisma
protestante. En la base de todo estaba la tremenda corrupción de la jerarquía
católica, aliada con los más poderosos de la Tierra , siendo ella misma detentadora de inmenso
poder. A los campesinos de la época, tan pobres como crédulos, se les engañaba
con la venta de bulas y con los ingresos la Iglesia no sólo incrementaba sus ya repletas
arcas, sino que construyó la imponente basílica de San Pedro en Roma.
La revolución protestante supuso
para los países donde triunfó un paso adelante hacia el progreso, del que
España quedó, como se sabe, excluida. En realidad, el endémico retraso
histórico de nuestro país respecto al resto de Europa se debe a lo que se suele
denominar la falta de las tres ‘erres’: las revoluciones protestante, francesa
e industrial.
El conocimiento de esta teoría
que, si bien siendo simplista, no por ello deja de ser menos cierta, es
necesario si queremos entender el fracaso de la II República , pues
éste se debió a que en un corto periodo de tiempo se quiso avanzar en el
terreno de las conquistas sociales lo que a Europa le llevó siglos. Las fuerzas
más reaccionarias (Iglesia, ejército, terratenientes) lo impidieron.
En fin, esta película es una
buena oportunidad de comprobar la necesidad de conocer el pasado para entender
el presente.
Gijón, 26-1-2006
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