A estas alturas resulta evidente
la táctica del PP para hacerse con el poder: criticar, descalificar e insultar
(tremendo lo del alcalde de Valladolid) al Gobierno, sin soltar prenda sobre
qué solución aplicaría para salir de la crisis, caso de gobernar. La razón
también resulta obvia: si Zapatero dio una vuelta de tuerca a los colectivos
más desfavorecidos (trabajadores, pensionistas, dependientes, etcétera), Rajoy
apretará diez veces más. Eso resulta impopular; de ahí su silencio.
Es fácil adivinar por donde irán
los tiros, viendo lo que hacen sus homólogos en Europa y EE UU. Sarkozy,
expulsando a los inmigrantes; Cameron, mandando al paro a 500.000 funcionarios;
el Tae Party estadounidense, reivindicando el creacionismo, etcétera. Pero,
resulta fácil ver también ese sombrío futuro que nos espera a poco que
escuchemos lo que dicen sus fervorosos seguidores en este país.
Tal es el caso de un columnista
habitual de este periódico que se presenta como empresario y que en su último
artículo, ‘El PP de Asturias’, dice textualmente, entre otras perlas, lo
siguiente: ”Las ideologías son cosa del pasado. Hablar hoy de izquierdas y
derechas es un sarcasmo”. Es decir, a este señor le sobran todas las
ideologías, excepto la suya, claro. Y su ideología es la del PP. Precisamente,
en su escrito aclama a Cascos como líder indiscutible para llevarla a cabo.
Esta ideología no es otra, como se sabe, que la del neoliberalismo, que
convierte al mercado en único referente, al trabajador en un ser sumiso y
obediente a la autoridad del empresario (en otra intervención suya pidió la
exclusión de los sindicatos de las empresas) y, en definitiva, que originó la
actual crisis económica. Pero las declaraciones antes citadas revisten una
gravedad mucho mayor: representan la base ideológica del franquismo, que
consiste en ignorar todo pensamiento diferente.
Gijón. 28-10-2010
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