Toca a rebato el autor de la
carta “Luz en la opinión”, del pasado día 7 de octubre, y convoca, según yo entiendo,
a los fieles católicos, sus correligionarios, para manifestarse en esta página
a fin de contrarrestar los efectos perversos que están produciendo los (son sus
palabras textuales) “hijos de las tinieblas”
Me produce cierto escalofrío
leer tales expresiones, pues me hacen recordar (yo tengo memoria histórica)
que, en tiempos pasados, a los que este señor llama “hijos de las tinieblas”
los quemaban vivos en la plaza pública después de haberles sometido a terribles
torturas. Incluso en tiempos tan recientes como para haberlos vivido yo mismo,
los “hijos de las tinieblas” debían guardarse de manifestar sus ideas si no
querían tener serios problemas con la autoridad.
Según se deduce del texto de la
carta en la que el autor da su versión sobre matrimonios y adopciones gays,
divorcio a la carta, o eutanasia a ‘discapacitados’, los “hijos de las
tinieblas” son los socialistas, y concretamente el presidente del Gobierno,
señor Zapatero, que es el que lidera tales propuestas.
Pero, si Zapatero no es
comunista (se proclama defensor del libre mercado), ni terrorista (por más que
los dirigentes del PP traten de etiquetarle como amigo de terroristas), motivos
ambos para considerarlo como la encarnación del mal, y, puesto que ha
demostrado un profundo respeto por la jerarquía de la Iglesia Católica
con gestos tales como su visita al Papa, y al apóstol Santiago, (de los que,
por cierto, recibió sendas broncas), ¿por qué se le considera entonces como
“hijo de las tinieblas”? La respuesta es obvia: porque es un demócrata.
Gijón, 8-10-2004
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