martes, 12 de agosto de 2014

A vueltas con el Arango


Una asidua colaboradora de esta página dice sentirse ofendida porque un conciudadano, no recuerdo el nombre, lamentaba en una carta al director que colectivos de personas relacionados con la cultura organizasen protestas para recuperar el edificio Arango para fines culturales (con cargo al Ayuntamiento) y no dijesen esta boca es mía ante el hecho de que otros colectivos, estos de trabajadores, estén protagonizando acciones desesperadas en la calle para defender un derecho incuestionable como es su trabajo. Argumenta esta señora que una cosa no tiene que ver con la otra, pero yo creo que no es así, porque ¿qué clase de cultura es aquella que no sirve para resolver los problemas de convivencia que tenemos planteados, entre ellos, de forma destacada, el problema laboral?
Un reconocido pedagogo, perteneciente a los movimientos de liberación de Brasil, Paulo Freire, definía la cultura de la siguiente manera: “La cultura es el conjunto coherente de respuestas que un grupo o pueblo dado elabora en función de los desafíos que le son impuestos por su ambiente, permitiéndole, al mismo tiempo, insertarse en la realidad que, de ese modo, él transforma”,
Existe una cultura obrera igual que existe una política laboral. Fue la que permitió la emancipación de los antiguamente llamados proletarios, pero esa cultura y esa política se han perdido en la actualidad, estando ambas (cultura y política) al servicio de los que tienen el poder, que no son otros que los que tienen los recursos financieros.


                                                                       Gijón, 25-9-2004

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