martes, 12 de agosto de 2014

¿Anticlericalismo?


Hace algún tiempo el escritor y filósofo Rafael Argullol, publicó en la prensa un excelente artículo que titulaba “Los necios y los canallas”. En el mismo, después de analizar la auténtica naturaleza de nuestra época, concluía diciendo que ésta se caracteriza por “la complicidad de los necios y los canallas. Los necios casi nunca saben que lo son y los canallas casi nunca reconocen serlo, pero unos y otros, alimentándose mutuamente, han acabado creyendo que en el mundo sólo hay lugar para ellos”.
Este preámbulo viene a cuento para comentar el artículo “Un ruido de sotanas” de Cesar Alonso de los Ríos, publicado en este periódico el 10 de octubre. Afirmar como hace este hombre que la persecución que sufrió la Iglesia Católica en España durante la Segunda República fue debido al anticlericalismo reinante es verdad, pero omitir en ese análisis el contexto histórico en el que se produjo, el papel secular que desempeñó la Iglesia al lado de las fuerzas más reaccionarias, oponiéndose a la entrada de las ideas democráticas que con gran esfuerzo se extendían por Europa, o el protagonismo que asumió en la dramática persecución, hasta el exterminio, desencadenada por el régimen franquista contra los defensores de la legalidad democrática que suponía la República, es una canallada.
Es evidente que en opinión del actual Gobierno, de su partido (PSOE) y de millones de españoles, tanto la Iglesia Católica como el resto de las confesiones religiosas han de ocupar el espacio perteneciente al ámbito de lo privado, no de lo público. Pretender lo contrario va a suponer encontrar una firme oposición, llámese ésta anticlericalismo o  de cualquier otra manera.


                                                                    Gijón, 10-10-2004

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