jueves, 7 de agosto de 2014

Lo que nos jugamos


En medio del caos informativo de opiniones dispares y disparatadas sobre la crisis, resulta conveniente saber qué es lo que nos estamos jugando políticamente o, dicho de otro modo, conocer en qué términos se está planteando la batalla política e ideológica actualmente en el mundo. Afortunadamente hay articulistas clarividentes y honestos que nos orientan. Se trata de decidir qué va a ser prioritario en el futuro: la política o la economía. ¿La política ha de supeditarse a la economía o, por contra, son los mercados los que deben ser controlados por la política? ¿Van a mandar las grandes multinacionales o los políticos?
Desde la década de los 80 del pasado siglo, con la irrupción del thatcherismo y del reaganismo se inició el proceso gradual de liberalización de la economía. La política se consideró un estorbo que, a lo sumo, sólo debería paliar socialmente los efectos más negativos del neoliberalismo económico. Esta deriva se agudizó con el desmoronamiento de la Unión Soviética en los 90. Pero el poder financiero, sin control político, desembocó en la actual crisis.
A la vista de lo que está ocurriendo, no parece difícil vaticinar el desenlace: habrá más de lo mismo. Prevalecerá el crecimiento económico, impulsado por los motores del neoliberalismo. Las consecuencias son también previsibles: aumento de las desigualdades, degradación ecológica y, en definitiva, arrumbamiento de la democracia. Como consuelo tendremos el consumo (para quien pueda permitírselo), el fútbol, la religión …, como siempre.


                                                                 Gijón, 11-6-2010 

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