Calificar a determinados señores
que escriben sobre Historia, tales como Ricardo de la Cierva , Luís Suárez o Pío
Moa, de historiadores, como se hizo en días pasados en estas páginas, parece un
despropósito, pues el término que les define es el de revisionistas de la
historia o ‘historietógrafos’. Son propagandistas del anterior régimen, porque
pretenden justificar lo injustificable: la sublevación militar franquista que
cercenó dramáticamente la vida de la Segunda República
que intentaba conducir a España a la modernidad democrática a la que habían
accedido otros países europeos con bastante antelación.
Ciertamente, los tiempos eran
difíciles, no sólo para España, sumida en un atraso histórico, sino también
para Europa, asolada por crisis económicas, y amenazada por totalitarismos de
todo signo. Pero nada de todo ello justifica el golpe de Estado que provocó la Guerra Civil y la brutal
dictadura que siguió. A día de hoy, afortunadamente esta historia está
perfectamente documentada por verdaderos historiadores que narran los hechos
con rigor, tal como sucedieron. La lista de estos sería interminable, pero cito
algunos, a modo de ejemplo: Santos Juliá, Julián Casanova, David Ruiz, Tuñón de
Lara, Gabriel Jackson, Paul Preston, Alberto Reig Tapia, Ángel Viñas, y un
largo etcétera.
Gijón, 4-5-2010
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