Aunque esta carta pudiera
parecer personal y de carácter privado, creo que es, más bien, de interés
público, como explicaré después. Por eso, agradecería al señor director que la
publicase.
Se trata de responder a la carta
de un asiduo de esta sección del periódico, “Coletazos del 11-M”, en la que me
pide disculpas por considerar que me ofendió en otra suya anterior, “El fallo
del proceso del 11-M”, sobre el mismo tema.
Estimado señor, no me ha
entendido. Usted no me ofendió en absoluto y, por tanto, no tiene que pedirme
disculpas. Es más, si me hubiese sentido ofendido, sería mi problema. No se
ofende a nadie por dar una opinión y eso fue lo que hizo usted.
El problema (y esto es lo que me
lleva a publicar esta carta) es que confunde usted lo subjetivo con lo
objetivo. Ese es un error muy generalizado. En el tema que nos ocupa, la
respuesta de los partidos políticos al atentado del 11-M, lo objetivo y, en
este caso concreto, lo extraordinariamente importante, es saber si hubo un
partido político que mintió deliberadamente con fines electoralistas. Esto es
lo que creemos millones de españoles que fue lo que hizo el PP, y es lo que
expuse en mi anterior carta, pero, basándome en argumentos, con datos
contrastados. En absoluto movido por “simpatías” o “verdades absolutas”, como
usted afirma.
Por lo que deduzco de sus
escritos, a usted se le escapa este hecho gravísimo. Creo que es debido a que
juzga usted la política desde la subjetividad (ofensas, disculpas) y no desde
la objetividad (hechos demostrables, información), como es mi caso.
Gijón, 10-2-2008
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