Las
manifestaciones del día 15 contra la guerra que proyectan Bush y sus aliados
constituyeron todo un acontecimiento social. La magnitud de las mismas y, sobre
todo, la rotundidad, el convencimiento y la espontaneidad de los manifestantes
han convertido a estos en los verdaderos protagonistas, por encima de partidos
y demás instituciones políticas. El que haya gente que hable de manipulación
demuestra su ignorancia política o su retorcida intención.
Según mi opinión, hay algo más en estas
manifestaciones que la condena a una guerra, una más de las promovidas por el
gendarme del mundo en su intento de imponer el nuevo orden (el neoliberalismo
económico). Hay un rechazo a ese mismo orden. Desde hace unos años se está
generando un malestar entre un sector creciente de ciudadanos a los que no
convence el sistema imperante. Son los movimientos antiglobalización los que se
están haciendo eco de esta creciente marea al mismo tiempo que la están
impulsando. Si bien aún no se ha definido un sistema alternativo al actual, ya
se han producido avances esperanzadores. Concretamente en Brasil, donde, de la
mano del Partido de los Trabajadores, Lula ha ganado las últimas elecciones
presidenciales.
Sería bueno
que nuestros políticos, alineados teóricamente en la izquierda, dieran pasos
para acelerar e identificar este frente necesario, saliendo de una vez por
todas de su ostracismo y su
indefinición.
Mientras
tanto, los españoles estamos condenados a contemplar el bochornoso espectáculo
que ofrece el presidente de Gobierno de una nación soberana, España, convertido
por voluntad propia en fiel servidor del emperador americano; a ver a un
emisario familiar del “amo” ofreciendo cínicamente recompensas por los favores
prestados; a constatar con asombro cómo la política practicada por el Gobierno
crea la división y el enfrentamiento allí donde se aplica (País Vasco, Unión
Europea, Consejo de Seguridad de la
ONU , etcétera).
En medio de
unas perspectivas tan negras surge un rayo de esperanza. Aún resuena en mis
oídos el grito coreado por miles de voces en la manifestación del 15 F: “¡Esto
nos pasa por un Gobierno facha!”.
Gijón, 3-3-2003
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