La primera
lección que deberíamos sacar de esta tragedia que estamos viviendo, la invasión
de Irak, es lo limitada que es una democracia que se nos está vendiendo como la
octava maravilla. Basta que a un individuo que tenga mayoría en el Parlamento
se le meta en la cabeza lanzarnos a una guerra para que lo haga.
La segunda es
que ha quedado al descubierto el engaño de este Gobierno y de la organización
política que lo apoya a la sociedad española: se hizo pasar por un partido de
centro cuando era de extrema derecha. Es más, se hace pasar por demócrata,
cuando no lo es. Porque democracia significa tener en cuenta, no sólo a las
minorías, sino, como en este caso, a las mayorías y este Gobierno no lo hizo.
Democracia significa apostar por la política, el diálogo, la negociación para
resolver los problemas y este Gobierno apuesta por la violencia, la imposición
y el miedo. Democracia significa un compromiso con la verdad y la ética y este
Gobierno mintió reiterada y cínicamente a la opinión pública. La democracia
obliga a acatar las normas legales vigentes y este Gobierno las incumplió.
El objetivo
de los halcones estadounidenses de usar su inmenso poder bélico para imponer su
política en la estratégica zona del Golfo se ha cumplido, tal como sabía
cualquiera que estuviese medianamente bien informado. La intensa actividad
política, a nivel internacional, a la que hemos asistido en los últimos días,
con presiones y amenazas por parte de la superpotencia mundial y con nuestro
presidente haciendo de correveidile, no tenía más finalidad que dar una
apariencia de legalidad a esta guerra. Poco les importó haber fracasado al
quedar en minoría en el Consejo de Seguridad.
Desconozco el
devenir de los acontecimientos. Probablemente todo termine con una fácil
victoria de los anglo-americanos. Pero de lo que tengo absoluta seguridad es
que se va a pretender hacernos comulgar con ruedas de molino. Van a usar todos
los medios de comunicación y propaganda que controlan (lo están haciendo ya)
para hacerse pasar por los grandes defensores de la libertad y la democracia,
cuando no son más que los defensores de los intereses de una minoría de
privilegiados. ¿Lo conseguirán?
Gijón, 29-3-2003
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