jueves, 14 de agosto de 2014

La invasión de Irak


La primera lección que deberíamos sacar de esta tragedia que estamos viviendo, la invasión de Irak, es lo limitada que es una democracia que se nos está vendiendo como la octava maravilla. Basta que a un individuo que tenga mayoría en el Parlamento se le meta en la cabeza lanzarnos a una guerra para que lo haga.
La segunda es que ha quedado al descubierto el engaño de este Gobierno y de la organización política que lo apoya a la sociedad española: se hizo pasar por un partido de centro cuando era de extrema derecha. Es más, se hace pasar por demócrata, cuando no lo es. Porque democracia significa tener en cuenta, no sólo a las minorías, sino, como en este caso, a las mayorías y este Gobierno no lo hizo. Democracia significa apostar por la política, el diálogo, la negociación para resolver los problemas y este Gobierno apuesta por la violencia, la imposición y el miedo. Democracia significa un compromiso con la verdad y la ética y este Gobierno mintió reiterada y cínicamente a la opinión pública. La democracia obliga a acatar las normas legales vigentes y este Gobierno las incumplió.
El objetivo de los halcones estadounidenses de usar su inmenso poder bélico para imponer su política en la estratégica zona del Golfo se ha cumplido, tal como sabía cualquiera que estuviese medianamente bien informado. La intensa actividad política, a nivel internacional, a la que hemos asistido en los últimos días, con presiones y amenazas por parte de la superpotencia mundial y con nuestro presidente haciendo de correveidile, no tenía más finalidad que dar una apariencia de legalidad a esta guerra. Poco les importó haber fracasado al quedar en minoría en el Consejo de Seguridad.
Desconozco el devenir de los acontecimientos. Probablemente todo termine con una fácil victoria de los anglo-americanos. Pero de lo que tengo absoluta seguridad es que se va a pretender hacernos comulgar con ruedas de molino. Van a usar todos los medios de comunicación y propaganda que controlan (lo están haciendo ya) para hacerse pasar por los grandes defensores de la libertad y la democracia, cuando no son más que los defensores de los intereses de una minoría de privilegiados. ¿Lo conseguirán?


                                                                    Gijón, 29-3-2003

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