viernes, 8 de agosto de 2014

La reforma laboral


La reforma laboral que planea el Gobierno del PP no solo no va a producir más empleo, porque éste depende de otros factores macroeconómicos que son más determinantes, sino que supone el mayor retroceso en las conquistas sociales tan trabajosamente logradas por nuestros antepasados. Esta medida coloca al trabajador en una situación de precariedad que le impide cualquier planteamiento reivindicativo; busca, por tanto, aumentar los beneficios empresariales ya que permite al empresario utilizar la fuerza laboral como considere más conveniente. Se alcanza así el objetivo más codiciado del sistema neoliberal: la desregulación del mercado laboral, es decir, la eliminación de la normativa legal que a lo largo de la historia se ha ido acumulando para proteger la parte más débil, la mano de obra.
El mercado de trabajo no puede juzgarse con los mismos parámetros que cualquier otro mercado, puesto que el objeto de la contratación no es una mercancía más, sino el propio trabajador. Tampoco las partes se encuentran en idéntica situación. El trabajador parte de una posición de inferioridad, ya que la alternativa posible a la de vender su fuerza de trabajo es la de morirse de hambre, de ahí la necesidad de la regulación laboral. Las consecuencias de tales reformas alcanzan no solo a la equidad, al abandonar al trabajador a la mayor inseguridad, sino que impiden la integración de éste en la empresa y, al decir de muchos economistas, es una de las causas del estancamiento del consumo y, por tanto, el mayor obstáculo a la recuperación de la economía.
La reforma laboral camina en sentido opuesto a los horizontes de civilización y progreso. Es un intento de retorno a las fórmulas liberales más puras del ‘laissez faire’.


                                                                         Gijón, 22-2-2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario