Ahora que los capitalistas
guardan sus fortunas (obtenidas en los años de expansión económica, a expensas
de las burbujas de todo tipo) en paraísos fiscales, y, por tanto, no necesitan
vincular su dinero al tejido productivo para seguir incrementando su beneficio
empresarial, y que los Estados hace tiempo que renunciaron a tirar de la sociedad
mediante la organización de empresas estatales que proporcionen al ciudadano su
derecho básico al trabajo, se busca de forma desesperada un colectivo que asuma
ese papel que, por lo visto, ya no quiere nadie: ni capitalistas ni Estados. Y
he aquí que aparece el PP con su gran descubrimiento, su toque mágico y, cuando
nadie lo esperaba, saca el conejo de la chistera: los emprendedores. Ellos
serán ahora los grandes protagonistas, a ellos irán dirigidos todos los tratos
de favor, niños mimados por las políticas de nuestro Gobierno. Serán los
encargados de sacarnos del paro y la miseria, aún a costa de dividir a los
ciudadanos en tres grupos: capitalistas, con sus bienes a buen recaudo en
paraísos fiscales, como premio a sus desvelos por haber asumido el papel de emprendedores
con anterioridad; emprendedores agraciados por el trato de favor de la política
que sigue el PP; y el resto de los ciudadanos, que, por no tener donde caerse
muertos, les queda la posibilidad de servir de trampolín a estos nuevos emprendedores
en su meta de consolidarse como capitalistas con su dinero a salvo en Suiza.
Habrá que agradecer, pues, a
estas lumbreras que nos gobiernan esta gran aportación a la democracia, con
ciudadanos de primera, segunda y tercera. Y, afortunadamente, no habrá una
cuarta porque los mendigos ya no podrán figurar so pena de pago de multa.
Gijón, 30-3-2012
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