martes, 12 de agosto de 2014

La manipulación de la realidad


Causa asombro y consternación ver cómo, desde diversos sectores de la sociedad, se manipula cínicamente la realidad para adaptarla a los intereses particulares. Una muestra palpable de esta tergiversación la dio el señor Jaime Laspalas en un artículo suyo publicado por este periódico (17-12-04), que ya en su título, ‘¿Laicismo o libertad?’ ofrecía un adelanto de lo que iba a encontrar el lector.
Y es que para este señor la ciencia hay que asociarla a las religiones y el dogma al laicismo. Fue la iglesia católica la tradicional defensora de los principios democráticos y las libertades y no los socialistas que los combatieron.
La Iglesia no tiene privilegios en España, porque, al fin y al cabo, el número de profesores nombrados por los obispos y pagados con el dinero de todos para adoctrinar a los jóvenes en la enseñanza pública no pasan de 14.000.
Considera que la libertad de expresión no es sólo publicar panfletos como el suyo en los medios, sino introducir a las confesiones religiosas de toda índole en las escuelas a adoctrinar a los alumnos (¿extensible a las demás ideologías políticas?).
Para este señor resulta evidente que el Gobierno manipula la ciencia desde su particular perspectiva ideológica, por lo que han de ser los agentes sociales, como la Iglesia católica, los que, desde la garantía de la neutralidad, determinen qué es ciencia y qué no.
Finalmente, propone este doctor en pedagogía reducir la intervención del Estado en la regulación de la instrucción pública por entender que atenta contra la verdadera igualdad, que sólo se da, según él, en la sociedad en estado natural, de tal manera que cualquier ciudadano tendría las mismas oportunidades para establecer un modelo educativo que las que tienen las poderosas instituciones de carácter privado, como la Iglesia, sin ir más lejos.


                                                        Gijón, 18-12-2004

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