Vivimos en la era de las
comunicaciones. La tecnología de la información se ha desarrollado tanto que el
mundo se ha convertido en una aldea global. Sin embargo, paradójicamente, el
ciudadano medio está más desinformado que nunca. Ello se debe a dos motivos: la
ingente cantidad y diversidad de la información y al escaso interés del
ciudadano por informarse. Es por ello por lo que la respuesta a la pregunta del
encabezado puede ser afirmativa: existen interpretaciones diversas de la
realidad y cada uno se queda con la que más le interesa.
Veamos, a modo de ejemplo,
varios casos: Atentado del 11-M. ¿Estaba la realidad del lado del anterior
presidente que afirmaba la autoría de ETA o de los medios que apuntaban al
islamismo? ¿El hecho de que no aparezcan pruebas de la autoría intelectual de
ETA en el atentado se debe a que nadie las encuentra, como sostiene el PP o a que
no existen? Guerra de Irak. ¿El hecho de que se haya
confirmado la inexistencia de armas de destrucción masiva en Irak o la
complicidad de Sadam con Al Qaeda es una nimiedad por la que nadie tiene que
pagar factura o es un hecho gravísimo? Inmigración. ¿La avalancha masiva en
todo el mundo de ciudadanos del tercer mundo sobre el primero se produce como
un intento de éstos por huir de un infierno de miseria o es consecuencia de la
política de integración de Zapatero? Estatua de Franco. ¿Fue Franco un militar
que se sublevó contra un Gobierno democrático legal para sustituirlo por un
régimen en sintonía con el fascismo imperante en Alemania e Italia o lo hizo
para proteger a España del comunismo? Iglesia católica. ¿Fue la Iglesia una abanderada de
las libertades y los derechos y su organización es un modelo de democracia o se
alió históricamente con las fuerzas más reaccionarias?
Éstas son algunas preguntas que
usted, amable lector, puede responder para conocer cuál es su realidad.
Gijón,
18-11-2005
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