Siguiendo Las pautas señaladas en
las Unidades Didácticas, encuadre cronológicamente el siguiente mapa y comente
la situación de Europa Occidental en ese momento.
Podemos considerar como
acontecimiento emblemático para situar el inicio de esta primera oleada
invasora (la segunda se produce durante los siglos IX y X, a cargo de los
vikingos, los sarracenos y los húngaros) la batalla de Adrianópolis, en Tracia,
ocurrida el 9 de agosto de 378. La victoria de los visigodos sobre las legiones
romanas, dirigidas por el emperador oriental Valente, que pereció en el
combate, supuso una brecha que habría de ser decisiva para el desmoronamiento
de la barrera natural de contención que, durante siglos, habían supuesto los
ríos Rin y Danubio.
Pueblos enteros habían estado
esperando la oportunidad de cruzar al otro lado de las ‘limes’ romanas para
ocupar las tierras fértiles que les permitirían cambiar sus vidas, hasta
entonces nómadas, propias del pastoreo y la caza, por sistemas de producción
más cómodos, basados en la agricultura sedentaria y la ganadería vacuna.
A partir de la fecha indicada,
el proceso resultó imparable y durante los dos siglos siguientes, V y VI,
diferentes grupos tribales, la mayoría de los cuales con un origen común -la
raza germánica-, penetran hasta los últimos confines del Imperio de Occidente
(el de Oriente aguantaría 1000 años más). De esa manera avanzan, unas veces de
forma pacífica, otras arrasando todo lo que encuentran a su paso, los distintos
pueblos: burgundios, suevos, vándalos, visigodos, ostrogodos, hunos, francos,
anglos, sajones, lombardos, etcétera, dando origen a lo que, con el tiempo,
serían nuevas naciones, algunas de las cuales pervivieron hasta convertirse en
los actuales estados modernos.
Esta imponente invasión fue
posible por el estado de crisis permanente y creciente debilitamiento en que
había caído el Imperio desde el siglo III. Decadencia en la que confluyeron
causas internas: institucionales, religiosas y económicas, y causas externas:
la continua presión de los pueblos bárbaros en las fronteras del norte.
Permanentes guerras civiles; crisis económicas que precipitan en la pobreza a
las capas medias de comerciantes, pequeños propietarios y artesanos; revueltas
campesinas contra grandes propietarios y contra el propio Estado romano; crisis
de valores y pérdida de referentes religiosos paganos (lo que es aprovechado
por la emergente religión cristiana) se combinan para precipitar en la ruina al
otrora poderoso Imperio romano.
Volviendo al mapa de referencia,
comentar que en poco tiempo habría de cambiar. Los reinos de los vándalos y los
ostrogodos desaparecerán absorbidos por el Imperio bizantino, eficientemente
dirigido por Justiniano; también el reino de los burgundios pasará a formar
parte del reino franco bajo la poderosa dinastía merovingia; y los suevos desaparecerán
a manos de los visigodos y, a su vez, estos serán barridos por los árabes unos
siglos más tarde –el VIII, concretamente-, los cuales irrumpirán, impulsados
por la nueva fe, en gran parte de lo que en un tiempo fue uno de los mayores
imperios de la historia: el Imperio Romano.
A la vista del mapa, podemos
comentar brevemente los rasgos que en ese momento caracterizan a cada uno de
los reinos bárbaros que aparecen en él.
Comencemos por los ostrogodos. A
partir de los Balcanes, donde en un momento dado de su periplo migratorio se
habían establecido, penetran en la península italiana y se enfrentan a lo que
era el último vestigio del Imperio Romano de Occidente, a cuyo frente estaba
Odoacro. Derrotado éste en el año 493, comienza bajo el reinado de Teodorico un
periodo excepcional de paz y prosperidad. Este rey, sin duda el más ilustrado
de los monarcas bárbaros de la época, comprendió la superioridad de la
civilización romana respecto a la de los pueblos bárbaros, lo que le llevó a
organizar su reino sobre las bases de dicha civilización. Contó con las mentes
más preclaras de su tiempo: Boecio, considerado la última lumbrera de la
antigüedad y Casiodoro. Intentó crear una especie de confederación de reinos
bárbaros para lo que emprendió una política de casamientos entre familias
reales (él mismo casó con una hermana del rey franco Clodoveo). Estableció su
corte en Rávena, ciudad a la que engrandeció y embelleció con magníficos
edificios y monumentos. A su muerte en el año 526, tras 36 años de reinado, sus
sucesores no supieron mantener su legado y su nieto Alarico murió sin
descendencia, por lo que el reino ostrogodo quedó a merced del emperador de
Bizancio, Justiniano.
Los francos, que provenían de
las tierras situadas en el Rin inferior, se fueron extendiendo por la Galia desde el siglo IV. Comienzan a ser conocidos
cuando Clodoveo asciende al trono en el año 481 e inaugura la dinastía
merovingia, antecesora de otra más gloriosa, la carolingia. Clodoveo acertó a
engrandecer el reino franco a costa de los pueblos que lo rodeaban: burgundios,
alamanes, visigodos, etcétera. Especial relevancia tuvo su conversión al
catolicismo, por cuanto convirtió a los francos en el primer pueblo bárbaro
católico de Occidente y en el brazo armado de la Iglesia contra los paganos
y arrianos. Los francos supieron combinar sus ancestrales costumbres con
elementos del Imperio Romano lo que ayudó a ser el más duradero Estado del
Occidente bárbaro.
Fueron los visigodos los
vencedores de la trascendental batalla de Adrianópolis en Tracia. A partir de
entonces emprenden un periplo migratorio que les lleva a Italia donde en el año
410 saquean Roma. Ataulfo conduce a su pueblo a la Galia , donde se establece en
torno a Toulouse y Burdeos. Con Eurico los visigodos alcanzan la mayor extensión
al incorporar la península ibérica, pero, durante el reinado de su hijo,
Alarico II, fueron derrotados por los francos en la batalla de Vouillé en el
507, lo que les obligó a confinarse en sus posesiones de Hispania, donde se
mantuvieron hasta la llegada de los musulmanes en el 711.
Los vándalos provienen de la
orilla del Báltico. Empujados por los hunos, avanzan hacia el oeste, cruzan la Galia y se establecen en
Hispania, donde entran en contacto con el mar, convirtiéndose en feroces
piratas. En el año 429 dan el salto a África y en menos de un año se apoderan
de lo que hasta entonces había sido el principal granero de Roma. Con Genserico
al frente, toman Córcega, Sicilia y Cerdeña y saquean a la misma Roma en el
455. Fue uno de los pueblos más salvajes y por donde pasó dejó un rastro de
desolación y muerte. Su obra fue efímera y sucumbieron bajo los ataques del
emperador Justiniano.
Los anglos y los sajones eran
unos pueblos que, junto a los frisones y los jutos, ocupaban inicialmente la
zona costera comprendida entre Jutlandia y el Rin. Iniciaron su expansión hacia
Bretaña, emulando, sin duda, las expediciones marítimas, poco conocidas por
otra parte, de los hérulos. Tal como ocurrió con otros pueblos, los primeros
sajones que se establecieron en Britania fueron mercenarios en la legiones
romanas. La conquista de la isla debió producirse a mediados del siglo V. Sin
estar políticamente organizados, ocupaban las tierras arables avanzando a
través de los valles. Hay que esperar a finales del siglo VI para encontrar una
multiplicidad de reinos, hasta doce, que, no obstante ser independientes y de
diferente rango, tienen instituciones políticas similares. Siete de ellos
formaron la denominada “heptarquía” anglosajona: tres estados de fundación
sajona, tres creados por los anglos y uno de los jutos.
La invasión lombarda fue la
última y posiblemente más devastadora de las invasiones germánicas.
Provenientes de las orillas del Elba, se desplazaron hacia el sur, instalándose
en lo que hoy es Austria. Alcanzan su mayor apogeo durante el reinado de Waco.
Aprovechan la destrucción del Estado ostrogodo por Justiniano para conquistar
Italia. Ocupan la llanura del Poo y toman Milán. No estaban políticamente
organizados y el poder era ejercido por jefes de bandas. Vivían del botín, por
lo que sumieron a Italia en la anarquía. En el siglo VIII Carlomagno conquistó
el reino de Lombardía y lo incorporó a su Imperio.
Mención especial merecen los
hunos por sus características en cierto modo diferentes al resto de pueblos bárbaros.
Originarios de Asia, se caracterizan por su extrema ferocidad. Sus correrías,
primero por el oriente imperial y luego por el occidente desestabilizan al
resto de los pueblos bárbaros, condicionando en cierta medida sus
desplazamientos. Atila es el mítico dirigente huno que desoló las tierras por
donde pasó, hasta su muerte en Italia en el año 453, a partir de la cual los
hunos supervivientes desaparecieron en la historia.
(Para hacer este trabajo, además
de los libros recomendados, he usado la obra ‘Historia universal de la cultura’
de Ferrandiz Torres).
Curso: 1º de filosofía de grado
Uned. Gijón
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