Uno de los momentos más
relevantes de la historia de la llamada fiesta de los toros tuvo lugar durante
uno de los periodos más funestos de España: el reinado de Fernando VII. Como se
sabe, este rey suprimió de raíz el primer intento de modernizar España,
derogando la Constitución
de 1812, persiguiendo a los liberales que la crearon (12.000 familias tuvieron
que exiliarse al extranjero) y restableciendo el absolutismo propio del Antiguo
Régimen. Para ello no sólo abolió las recién otorgadas libertades al pueblo,
sino que restituyó el antiguo poder de la Iglesia con la vuelta de las órdenes religiosas,
de los diezmos y de la Inquisición.
Asimismo cerró Universidades y abrió la primera Escuela de
Tauromaquia en Sevilla, promoviendo las corridas de toros. Hay que decir, en
honor a la verdad, que esta nefasta labor la llevó a cabo con relativa
facilidad ya que contó con el entusiasmo del pueblo que, paradójicamente, era
la principal víctima de tales medidas.
Ante la actual polémica surgida
con las corridas de toros, resulta conveniente recordar el pasado para establecer
posibles similitudes. Cada uno puede sacar sus propias conclusiones.
Gijón, 7-8-2010
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