martes, 5 de agosto de 2014

La elección del Papa


Causa estupor, al menos a mí, que un acto, tan predecible como fuera de nuestro tiempo, tenga tanto eco mediático y origine tal expectativa. Me refiero a la elección del nuevo Papa. Predecible, porque la elección hecha por 115 cardenales, casi octogenarios, que a su vez fueron elegidos a dedo por dos Papas ultraconservadores, a su imagen y semejanza, no puede tener otro resultado que no sea el de la continuidad. De haber cambios, estos son cosméticos, como el de pagar personalmente su cuenta en el hotel, una vez elegido Papa; ser forofo de un equipo de futbol o haber tenido una novia a los12 años. Por lo demás, su connivencia, según muchos indicios, con el régimen asesino de la dictadura argentina (resulta impactante su foto en este periódico dando la comunión a Videla) o los consabidos prejuicios sobre el sexo, no dan pie para esperar cambios sustanciales.
Respecto a la tan cacareada defensa de los pobres, no resulta creíble por la sencilla razón de aparecer su figura en el escenario más imponente y fastuoso de la Tierra: el Vaticano. Tendrá credibilidad en este sentido si se deshace de las inmensas riquezas allí acumuladas para repartirlas entre los pobres del mundo. No solucionaría el problema (éste se resuelve con la política, no con la caridad), pero daría ejemplo.
No hay indicios que esto vaya a ocurrir, porque lo que interesa a la Iglesia católica es mantener el poder y el Vaticano es el mejor símbolo de ese poder. ¿Creen ustedes que la elección del Papa hubiese creado tal expectación en el mundo si no hubiese estado rodeado de la parafernalia vaticana?

                                              Gijón, 15-3-2013


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