Los
españoles tenemos más motivos que nadie para saber que no se pueden aplicar las
leyes con carácter retroactivo, es decir, que no se puede condenar a una
persona en base a normas jurídicas que no existían cuando cometió el delito por
el que se la juzga. Este conocimiento surge del drama que sufrieron miles de
nuestros compatriotas, condenados, muchos de ellos a la pena de muerte, por los
tribunales franquistas, aplicándoles las leyes del régimen dictatorial que no
existían en la República.
Es
por ello que llama la atención la actitud de sorpresa y rechazo del Gobierno y
de muchos dirigentes del PP ante el reciente fallo del Tribunal Europeo de
Derechos Humanos en relación a la duración de la condena de una etarra. Dicho
fallo, como no podía ser de otra manera, anula la decisión tomada en el año
2006 por el Tribunal Supremo español de aplicar la llamada ‘doctrina Parot’,
por la que se amplían las penas a determinados delincuentes con carácter
retroactivo, es decir, a personas condenadas anteriormente a 1995, año en que
el cuerpo legislativo aprobó tal doctrina.
Este
hecho pone en evidencia, una vez más, que la demagogia y el populismo han
tomado carta de naturaleza en el partido que nos gobierna (algunos, en su
delirio, culpan de la sentencia a Zapatero que, cual Cid Campeador, gana
batallas después de muerto). Su vergonzosa participación en la manifestación de
Madrid, convocada por la
Asociación de las Víctimas del Terrorismo (AVT) contra la
correcta decisión del Tribunal de Estrasburgo, lo corrobora.
Gijón,
28-10-2013
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