lunes, 4 de agosto de 2014

Premios Príncipe de Asturias


Un año más tuvo lugar en Oviedo la entrega de los premios Príncipe de Asturias. Esta vez, como ocurrió el año pasado, bajo el signo de la controversia. Mientras unos aplaudían a los galardonados y a los príncipes, otros los abucheaban, por lo que resulta obligado realizar el correspondiente análisis.
En mi opinión, tienen razón los indignados que manifiestan su protesta, por cuanto que son víctimas del actual sistema liberal y muchos de los invitados a la ceremonia de la entrega son responsables directos del mismo. El acto les da visibilidad mediática y es justo que la aprovechen. Su situación debería llevarnos a todos al inconformismo y a la indignación. Pero sería un error interpretar la justa protesta como un rechazo al acontecimiento en sí por las razones que siguen.
La entrega de los Premios supone una oportunidad única para conocer a una serie de personas que por su esfuerzo, trabajo y entrega han alcanzado el nivel de la excelencia tanto en el arte y el deporte como en la cultura y el humanismo. La importancia de este hecho radica en que, según muchos analistas, la crisis que nos asola en sus múltiples facetas (económica, política, cultural, ética, etc.) tiene sus raíces en la mediocridad y la ignorancia que invaden nuestra sociedad. Si esto es así, el ejemplo que nos dan los que con todo merecimiento recogen los galardones en el teatro Campoamor, deberían servirnos de estímulo y guía. Es por medio de la excelencia y la cultura, que ellos representan, como lograremos redimirnos.
No menos importancia tiene el hecho de poder oír en directo los mensajes que transmiten los premiados en los días de su estancia en Asturias, así como poder acceder a sus obras. Tal es el caso, por ejemplo, de Antonio Muñoz Molina que, además de ser un excelente escritor, es persona comprometida social y políticamente. Su libro ‘Todo lo que era sólido’ contiene una crítica tan lúcida como demoledora de la actual situación de España. Su lectura resulta obligada para todos los que busquen luz para salir de la crisis, tanto para los que protestaban en el acto como para los que aplaudían.

                                                            Gijón, 31-10-2013


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