Un año más tuvo lugar en Oviedo
la entrega de los premios Príncipe de Asturias. Esta vez, como ocurrió el año
pasado, bajo el signo de la controversia. Mientras unos aplaudían a los
galardonados y a los príncipes, otros los abucheaban, por lo que resulta
obligado realizar el correspondiente análisis.
En mi opinión, tienen razón los
indignados que manifiestan su protesta, por cuanto que son víctimas del actual
sistema liberal y muchos de los invitados a la ceremonia de la entrega son
responsables directos del mismo. El acto les da visibilidad mediática y es
justo que la aprovechen. Su situación debería llevarnos a todos al
inconformismo y a la indignación. Pero sería un error interpretar la justa
protesta como un rechazo al acontecimiento en sí por las razones que siguen.
La entrega de los Premios supone
una oportunidad única para conocer a una serie de personas que por su esfuerzo,
trabajo y entrega han alcanzado el nivel de la excelencia tanto en el arte y el
deporte como en la cultura y el humanismo. La importancia de este hecho radica
en que, según muchos analistas, la crisis que nos asola en sus múltiples
facetas (económica, política, cultural, ética, etc.) tiene sus raíces en la
mediocridad y la ignorancia que invaden nuestra sociedad. Si esto es así, el
ejemplo que nos dan los que con todo merecimiento recogen los galardones en el
teatro Campoamor, deberían servirnos de estímulo y guía. Es por medio de la
excelencia y la cultura, que ellos representan, como lograremos redimirnos.
No menos importancia tiene el
hecho de poder oír en directo los mensajes que transmiten los premiados en los
días de su estancia en Asturias, así como poder acceder a sus obras. Tal es el
caso, por ejemplo, de Antonio Muñoz Molina que, además de ser un excelente
escritor, es persona comprometida social y políticamente. Su libro ‘Todo lo que
era sólido’ contiene una crítica tan lúcida como demoledora de la actual
situación de España. Su lectura resulta obligada para todos los que busquen luz
para salir de la crisis, tanto para los que protestaban en el acto como para
los que aplaudían.
Gijón, 31-10-2013
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