jueves, 7 de agosto de 2014

La crisis


Que estamos en época de crisis es bien sabido. Crisis económica, provocada por el sistema neoliberal que se impuso en el mundo y dio un poder descontrolado (fuera de control político y, por tanto, del ciudadano) a los grandes financieros que aprovechan para hacerse multimillonarios. Crisis política, con una izquierda desnortada, sin ideas, y una derecha encanallada que recurre a la mentira para imponer sus planes o hacerse con el poder (armas de destrucción masiva, conspiración socialista del 11-M, identificación de la crisis con Zapatero, etcétera).
Pero la crisis verdaderamente preocupante es la crisis de valores. La sociedad está siendo víctima de informaciones y opiniones que le llueven por todos lados y la sumen en el desconcierto. Ahí es donde, en mi opinión, se origina el problema: nos falta criterio para discernir entre quienes están señalando el camino correcto y quienes están confundiendo. Sin embargo, nunca tuvimos tantos medios para acceder al pasado, a fin de conocer la riquísima experiencia histórica y analizar dónde estuvieron los aciertos y dónde los errores. Por poner algún ejemplo, pensadores eternos como Sócrates, Platón o Aristóteles, que sentaron las bases de la convivencia democrática con su filosofía, están al alcance de cualquiera. Lo mismo ocurre con los ilustrados, que alcanzaron las más altas cotas de la excelencia y cambiaron el mundo.
Estamos demasiado atareados; unos, tratando de hacerse ricos, otros, tratando de sobrevivir y todos tratando de divertirnos, consumiendo. Nos falta tiempo para la cultura.


                                                                   Gijón, 19-5-2010

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