La entrega del premio Príncipe
de Asturias de los Deportes a Fernando Alonso pone broche de oro al fenómeno
social conocido por la ‘alonsomanía’. La concentración de una muchedumbre de
20.000 personas en Oviedo para aclamarlo, el lleno total del Auditorio Príncipe
Felipe para oírlo o que haya sido el homenajeado más aplaudido en la entrega de
los premios corroboran el hecho. Pero, ¿qué interpretación puede hacerse de
este fenómeno?
En una de las multitudinarias
manifestaciones pro-Alonso, fue desplegada una pancarta con un eslogan que bien
podría sintetizar el sentir de los reunidos: ‘Gracias, Alonso, por hacernos
felices’ Pero, ¿por qué hace felices Fernando a tantas personas? Evidentemente,
no es por reducir el paro o por mejorar algún otro problema social. No, a
Alonso se le aclama porque divierte. Pero, ¿no confirma este hecho la sospecha
de que lo que más demanda la gente en la actualidad para ser feliz, sobre todo
los jóvenes, es la diversión? Y, si ello es así, ¿no estamos ante la versión
moderna del ‘pan y circo’ de la época romana?
Pero, hay aún otra
interpretación más penosa del fenómeno. Es la que se deduce de la lectura del
libro ‘Homo videns. La sociedad teledirigida’, escrito por otro ganador de los
premios de este año, Giovanni Sartori, el cual advierte sobre el hecho de que
la mayoría de las personas utilicen la televisión para informarse o
entretenerse -el acto de ver- lo que origina un empobrecimiento progresivo de
la cultura, ya que, al estar ésta fundamentada en ideas abstractas, no
visibles, necesita un soporte oral o escrito para transmitirse.
Teniendo en cuenta que la
‘alonsomanía’ es un fenómeno televisivo, ¿no estaremos ante la manifestación
palpable de las predicciones de Sartori?
Gijón,
30-10-2005
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