martes, 12 de agosto de 2014

Justicia, no caridad


No soy creyente por lo que no voy a misa, pero últimamente me están llegando los ecos de las prédicas que hacen los sacerdotes en sus homilías a través de los medios  (esta página sobre todo). Tal es lo que sucede en la carta “El sostenimiento de la Iglesia católica”, en la que su autor expone una visión que la Iglesia oficial está dando de la sociedad y del mundo en general. Una manera de concebir la vida que difiere de los valores y conceptos en los que se fundamenta la democracia, sistema en el que pretendemos vivir.
En dicha carta el autor compara las subvenciones que los contribuyentes hacen a la Iglesia católica con las mismas destinadas a los partidos políticos y otras instituciones del Estado. Hay que recordarle que estamos en una democracia y no en una teocracia, por lo que no se pueden comparar ambas cosas.
Habla de la ayuda que aporta la Iglesia a los más necesitados a través de organizaciones como Cáritas u otras ONG. No cabe duda de que eso es así, pero hay que recordarle, también, que la democracia tiene como uno de sus objetivos principales garantizar los derechos de todos (principalmente de los excluidos), por lo que es el Estado quien debe resolver esos problemas con criterios de justicia y no de caridad. El que hoy día no sea así demuestra que hay que desarrollar más la democracia para hacer innecesaria la acción benéfica de la Iglesia y demás ONG.
Finalmente, hay que recordar una vez más que la ideología que está transmitiendo la Iglesia oficial católica está, en muchos aspectos, en contradicción con los fundamentos de la democracia. (Hoy, como ayer, la religión sigue siendo el opio del pueblo).


                                                               Gijón, 9-11-2004 

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