viernes, 8 de agosto de 2014

¿Jueces prevaricadores?


¡Qué fácil es hacer juegos malabares con las palabras y adaptar la historia a la conveniencia de uno! Eso es lo que hace el señor Sixto en su carta “Jueces muy religiosos”, en la que defiende el nombramiento del nuevo presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), señor Dívar, ante los recelos provocados por ser un ‘juez muy religioso´.
Su primer argumento en el sentido de que “por el hecho de ser religioso no lo inhabilita para el ejercicio de su función si da a Dios lo que es de Dios en el ámbito privado y al César lo que es del César en la aplicación de las leyes” es correcto. Pero lo que sigue después no es más que una serie de desatinos.
Así, dice textualmente: “Las leyes son del César, pero el creyente no puede admitir sin más el positivismo jurídico en las leyes del César, del zar, del sha…, pasando por el kaiser, Hitler, hasta los actuales césares, disfrazados de apariencia democrática. Ello exige el valor de asumir las consecuencias”
El César que ha nombrado a Carlos Dívar presidente del CGPJ es un sistema democrático cuyas reglas deberán ser acatadas por el citado juez, especialmente la que establece que en política las únicas leyes válidas son las que aprueba el Parlamento en representación del pueblo y no las leyes de Dios. Si el señor Dívar hace lo que insinúa su defensor habría que destituirlo inmediatamente por prevaricador.
La carta del señor Sixto confirma los temores que el nombramiento del mencionado juez ha suscitado.

P. D. El enfrentamiento de Tomás Moro al rey Enrique VIII que costó la vida al primero es la excepción que confirma la regla de la servidumbre secular de la Iglesia católica a los poderes establecidos.


                                                                    Gijón, 19-10-2008  

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