El pasado día 20 se celebró en
Gijón un homenaje al periodista Francisco Carantoña. Este periódico, como no
podía ser menos dada la estrecha relación que tuvo durante años con el
homenajeado, se hizo amplio eco de los actos y publicó varios artículos
glosando su figura. De entre ellos destaco por su interés y belleza el que
publicó el mismo viernes, 20, su hijo, Francisco Carantoña Álvarez, titulado
“Carantoña y el pensamiento de Jovellanos”.
En el mismo, tal como adelanta
su título, se vincula el pensamiento de Carantoña con el de Jovellanos y se
concreta esta relación en tres puntos: “el pensamiento político, la forma de
entender la religión y el cariño de Gijón”, siendo el elemento de unión entre
ambos el punto de vista compartido desde el que contemplaban el mundo: la Ilustración.
Uno no puede menos que
congratularse por la defensa de la Ilustración que hicieron estos dos dignos
asturianos (uno de nacimiento y otro de adopción), lo que les convierte en dos
figuras excepcionales en un país que históricamente persiguió con saña al
pensamiento ilustrado. Pero, al mismo tiempo, hay que lamentar la escasa
vigencia y difusión que estas ideas tienen en la actualidad.
Sin ir más lejos, este mismo
periódico que, por los motivos antes expuestos, debería ser un abanderado de la Ilustración , reduce
cada vez más el espacio destinado a las personas comprometidas con su ideario.
A modo de ejemplo, diré que, mientras ha desaparecido la sección “El prisma
crítico”, en donde periódicamente cuatro columnistas ejercían la crítica con la
libertad que caracteriza al espíritu ilustrado, aparecen, un domingo sí y otro
también, personajes como Cesar Alonso de los Ríos, el propagandista mayor del
pensamiento más reaccionario del PP.
Gijón, 22-05-2005
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