De todos es conocido, creo, que la ideología de la
izquierda ha sido barrida por el vendaval de la globalización. El término
“pensamiento único” que define a la ideología neoliberal alude precisamente a
que es hegemónico en todas las conciencias. Ello produce, en mi opinión, una
situación grave: la sociedad en su conjunto no valora suficientemente lo que
supuso esa pérdida. Fue la cultura de la izquierda, con sus ideales de
emancipación, solidaridad, justicia social, defensa del trabajo, igualdad,
compromiso político, participación ciudadana, etc. el principal motor con que
contó la humanidad en los últimos tiempos (a pesar de sus errores) para
alcanzar la verdadera democracia, único referente válido que tenemos los
ciudadanos si aspiramos a una convivencia en paz y justicia.
De resultas de todo ello, estamos los humanos
abocados a un futuro cada vez más incierto y amenazador. Las señales son cada
vez más claras: desde el culto a la bandera (como si la solución a los
problemas fuese cuestión de enarbolar banderas, cuanto mayores mejor), hasta
los desvaríos del dirigente más poderoso de la tierra (capaz de destruir media
humanidad para defender sus intereses económicos), pasando por un aumento
progresivo de las desigualdades entre los habitantes del mundo (un 20% de
privilegiados controla el 83% de la riqueza mundial y el 20% más desfavorecido
sobrevive con un 1,4%).
Hay que preguntarse por las causas de este fracaso.
Si bien pueden numerarse varias, hay una que destaca por encima de todas: la
incapacidad de los partidos políticos, sobre todo de izquierdas y los
sindicatos para adaptarse a los nuevos tiempos y ofrecer a la sociedad una alternativa
válida a la globalización capitalista. Son responsables directos de perder y
haber dejado desaparecer la cultura de la izquierda. La incompetencia de estos
políticos resulta cada vez más evidente. Como muestra baste citar el artículo
publicado el 5 de octubre, en la sección “Tribuna Asturiana” de su periódico,
escrito por Francisco Javier García Valledor, portavoz del grupo parlamentario
de Izquierda Unida de Asturias, titulado “Una llamada sensata a defender el
patrimonio de todos: la lengua asturiana”. En él se pone en evidencia el
desconocimiento del Sr. Valledor de la realidad antes señalada y de la total
indefensión, tanto material como ideológica, en la que se encuentran miles y
miles de trabajadores, (nunca han estado más abandonados), reducidos a la
condición de mercancía por el neoliberalismo triunfante. Este hecho bien
merecería una llamada de atención por parte del mencionado político si es que
pretende ser de izquierdas, aunque sólo sea para salvar el tipo. Señor
Valledor, ha confundido usted el discurso; su artículo debería titularse “Una
llamada sensata a defender el patrimonio de todos: la cultura de la izquierda”.
Gijón, 15-11- 2002
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