Entre los
centenares de noticias, mensajes, opiniones diferentes y hasta contradictorias
que diariamente transmite la prensa se pueden seleccionar unas cuantas, pocas,
que realmente merece la pena retener y hasta comentar, pues son clave para
entender el mundo en que vivimos.
Una de estas
noticias a las que me refiero apareció en la editorial del periódico “El
Comercio” con fecha 11 de julio bajo el título: “Solidaridad y desarrollo”.
Alude al último informe sobre Desarrollo Humano de Naciones Unidas. El panorama
que describe no puede ser más pesimista, pues constata, una vez más, la
tremenda desigualdad que hay entre los pueblos. Lo peor del caso es que este
desequilibrio, no sólo no se corrige, sino que va en aumento.
En la misma
editorial se apuntan las soluciones: “La ayuda humanitaria es imprescindible,
pero una cosa es el auxilio puntual para paliar situaciones catastróficas y otra, la auténtica política de ayuda al
desarrollo, dotar a los países subdesarrollados de instrumentos y medios para
que salgan de su depresión por ellos mismos, sin dependencia exclusiva de una
caridad más o menos institucionalizada”. “Naciones Unidas ya ha dado las claves
sobre las que trabajar: El mero crecimiento económico no es suficiente para
desarrollar un país, es indispensable también un reparto más justo de la
riqueza”.
Esto, dicho
en plata, significa que este dramático problema, el mayor que padecemos, no se
soluciona ejerciendo la caridad tal como proponen muchos, sino cambiando de
política, lo cual significa, a su vez, decir que no sirven estas políticas de
centro que una y otra vez votamos los españoles. Así no se cambian las cosas.
Gijón, 23-07-2003
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