Permitan que
me atreva a recomendar la lectura de un libro: “La secta pedagógica” de
Mercedes Ruiz Paz (editorial: Grupo Unisón Producciones), y permitan que lo
haga por considerar su lectura imprescindible para constatar el estado actual
de la enseñanza.
Es la autora
muy crítica con el actual sistema de enseñanza, hasta el extremo de considerar
que anula su cometido que es educar para la democracia, es decir, formar
ciudadanos capacitados para ejercer la democracia. Por contra, este criterio es
sustituido por otro: educar democráticamente. Así, se permite la participación
en la labor pedagógica a padres, alumnos, políticos, pedagogos, inspectores,
directores, en igualdad de condiciones que los profesores, quedando la labor de
éstos, enseñar, anulada por los más variados intereses.
Los
profesores tienen que divertir, estimular al alumno, hacer el estudio
agradable. Se ven relegados a la condición de asistentes sociales al tener que
ejercer de animadores en las más diversas actividades (actividades
extraescolares) y, sobre todo, tienen que aprobar a los estudiantes, aunque no
sepan un ‘bombón’. Porque ésa es otra de las perversiones: bajar el listón de
exigencia en las evaluaciones con la falsa pretensión de que igualando en la
mediocridad se consigue la igualdad de oportunidades.
Este atentado
contra la calidad de la enseñanza se lleva a cabo mediante la labor de los
pedagogos a los que la autora considera una secta. Su misión es destruir la
capacidad de los profesores para ejercer su profesión: enseñar.
Creo que el
asunto es de tal gravedad que bien merece se convierta en objeto de atención
preferente, porque no vaya a ser que estemos convirtiendo nuestros colegios en
una fábrica de ignorantes.
Gijón, 14-12-2003
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