martes, 12 de agosto de 2014

En memoria de José Manuel Palacio


Estoy seguro que son muchos los gijoneses que, sin haber tenido una relación personal con el ex alcalde José Manuel Palacio, recientemente fallecido, hemos sentido intensamente su muerte.
Efectivamente, tal como destacan los colaboradores de su etapa activa como político y sus amistades, existe el sentimiento generalizado entre los gijoneses de que José Manuel Palacio era una persona íntegra, austera, fiel a sus ideas socialistas y con un sentido de la política que se caracterizaba por considerar que ésta debía ejercerse como un servicio al pueblo y no como una manera de enriquecerse o encumbrarse socialmente, lo que, seguramente, tuvo algo que ver con su salida prematura de la vida pública.
Entre las unánimes alabanzas que sobre su persona se publicaron en la prensa con motivo de su muerte, aparecen algunas de las posibles razones que habrían justificado en su día la decisión de su partido de entonces, el PSOE, de no contar con él para encabezar la candidatura a las elecciones municipales del año 1987. Una de ellas era una pretendida poca capacidad para comunicarse, virtud muy estimada en el mundo de hoy en todos los ámbitos, sobre todo en el político. Pero, ante el creciente distanciamiento que hay actualmente entre la clase política y la sociedad, uno no puede menos que preguntarse: ¿capacidad comunicativa para qué?
Creo que José Manuel Palacio sí comunicaba. Comunicaba con los ciudadanos a los que consideraba los verdaderos protagonistas de la política, de tal manera que si los valores que representaba hubiesen prevalecido, la sociedad actual sería bastante más democrática y, por lo tanto, mejor.

                                                                   Gijón, 1-10-2005


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