No sé si esta medida,
justificada por la realidad descrita, va a acabar con esta situación, pero la
intención es loable. Conozco el drama vivido por un docente, denunciado por un
alumno de revelación de secretos que estuvo a punto de dar con sus huesos en la
cárcel. De poco sirvió su ejemplar trayectoria profesional (37 años de servicio
y entrega a la docencia) o que el asunto denunciado fuese nimio, ya que ni tuvo
trascendencia, ni originó daño o beneficio alguno, ni siquiera hubo
intencionalidad. Tan solo se dieron un cúmulo de coincidencias desafortunadas.
Pero, he aquí el verdadero
problema: nadie en el camino que siguió el proceso judicial se interesó
realmente por lo que estaba ocurriendo. Los profesionales que se hicieron cargo
del caso se asomaban ligeramente a él y veían lo que esperaban ver: el
incumplimiento de una ley que se penaba con años de cárcel. Leyes
contradictorias y ambiguas que malinterpretan. El asunto se resolvió a base de
dinero que era lo que, al parecer, todos buscaban, pero la justicia brilló por
su ausencia. Tengo mis dudas sobre la efectividad de la ley, pero si logra
evitar dramas como el expuesto, bienvenida sea.
Gijón, 7-7-2013
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