¿Son los empresarios la solución
al problema laboral? Hay que ser un ingenuo para responder afirmativamente a
esta pregunta, además de desconocer la historia. El trabajo para las personas
es tan importante como la vida misma, por lo que no se puede dejar en manos de
ese colectivo. Lo que mueve al empresario es su ambición personal, su afán de
ser rico. Si lo consigue, habrá triunfado. Para ello no duda en aceptar y
promover un sistema competitivo en el que triunfarán los más fuertes. Ellos se
sienten fuertes, entre otras cosas, porque no tienen escrúpulos a la hora de
convertir a los trabajadores a su cargo en mercancía que valorarán en función
de que les sean económicamente rentables. Háblele a un empresario de su derecho
al trabajo (reconocido en el artículo 35 de la Constitución ) y verá
el ataque de risa que le entra.
Fue este sistema neoliberal que
se impuso en el mundo en los últimos 30 años el que dio un poder omnímodo a los
empresarios en la confianza de que ellos con su iniciativa generarían riqueza.
Lo han hecho ciertamente, pero a costa de producir enormes desigualdades y de
crear un grave problema ecológico.
Se necesitan sindicatos fuertes
que dignifiquen el trabajo, así como Estados fuertes que corrijan los desequilibrios
económicos y las injusticias que produce el mercado capitalista.
Gijón, 11-12-2009
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