sábado, 9 de agosto de 2014

El Sporting y la religión


En el artículo ‘Vestuario familiar’, publicado por este periódico con fecha 26 de octubre, su autor, que escribe en calidad de capellán del Real Sporting de Gijón, hace unas revelaciones sorprendentes. Concretamente dice refiriéndose a los jugadores: “Cuando inmediatamente antes del inicio de los partidos rezamos el ‘Padrenuestro’ en el vestuario, entrelazando nuestros brazos en cadena, no le pedimos a Dios que meta goles (no es su especialidad), sino que sepamos desarrollar las cualidades que él nos dio y meterlos nosotros”.
Se da la evidente circunstancia que en España desde hace treinta años vivimos, afortunadamente, en una democracia y eso supone, entre otras cosas, que las ideas religiosas que uno tiene o deja de tener son un asunto privado y nadie está obligado a manifestarlas públicamente. Dado que el Sporting es un club que no tiene carácter religioso y que los jugadores que forman su plantilla son profesionales que ganan su vida jugando al fútbol, resultan improcedentes tales prácticas. Qué haría un musulmán o un ateo, por poner un ejemplo, en esa plantilla ¿se uniría a sus compañeros en el rezo para no quedar marcado o se apartaría a un rincón del vestuario? Si hace esto último y no mete goles en el campo ¿aparecerá ante los demás como abandonado de Dios?
Teniendo en cuenta, además, según las manifestaciones del autor del artículo, que era práctica habitual que el equipo asistiera a misa durante las concentraciones en Mareo, misas calificadas como ‘prestosas’, participativas y que estrechan lazos fraternales, resulta más que evidente el problema que se le presenta al posible disidente.
Creo que no se deberían tomar en vano cosas tan serias como las ideas o sentimientos religiosos que uno pueda o no tener.


                                                     Gijón, 30-10-2006

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