sábado, 9 de agosto de 2014

Democracia y dictadura


Con motivo de la Ley de Recuperación de la Memoria Histórica, presentada por el Gobierno, que pretende recuperar la verdadera historia de nuestra trágica contienda, falseada por el bando ganador y de la eliminación de símbolos franquistas de la Universidad Laboral, aparecen en esta sección opiniones contrarias a ambas iniciativas, alegando que el anterior régimen no fue tan malo como pretenden pintarlo, pues hizo cosas buenas.
Supeditar el juicio del franquismo a las posibles cosas buenas que haya podido hacer (algunas disparatadas, como atribuir la construcción de la Laboral al interés por los hijos de los trabajadores) es un error, pues la dictadura fascista impuesta en España tras una dolorosa guerra es totalmente condenable porque se trata de un sistema intrínsicamente perverso. A estas alturas de la Historia está más que probado que los totalitarismos, tanto de derechas como de izquierdas, además de ser inviables, supusieron tremendos sufrimientos para las personas.
La realidad demuestra que son las democracias de corte liberal, basadas en constituciones que reconocen los derechos humanos y definen los deberes, iguales para todos, los sistemas de convivencia más viables y justos. Lo cual no quiere decir que la democracia garantice por sí sola los objetivos de paz y justicia buscados, sino que es el mejor sistema para conseguirlos. Dependerá de la voluntad y el compromiso del conjunto de los ciudadanos, pues es sobre ellos sobre los que recae en última instancia la responsabilidad.
Si no somos capaces de distinguir entre una dictadura fascista como el anterior régimen y una democracia como la que tenemos, flaco favor haremos a esta última.


                                                                         Gijón, 4-11-2006

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