Llama la atención los términos
en los que se plantea la polémica originada por el levantamiento del puño
protagonizado por los socialistas en Rodiezmo. Hay quien desconoce, o no quiere
reconocer, el significado que se dio históricamente al puño levantado. Se trata
de un gesto de protesta contra las injusticias, abusos y explotaciones que de
múltiples maneras, según los tiempos, se dieron desde muy antiguo. El puño en
alto significa reivindicar la rebeldía de los esclavos liderados por Espartaco,
la toma de la Bastilla
por el pueblo hambriento y desesperado, el asalto al Palacio de Invierno de San
Petersburgo contra el feudalismo zarista, por citar sólo algunas gestas más
emblemáticas contra la eterna tiranía. También la sublevación de los mineros en
Asturias en octubre de 1934 debe incluirse en esa lista. Está bien que se hable
de las matanzas de la frustrada revolución y del error a que les llevó una
ideología que resultó equivocada, pero algunos olvidan la situación de atraso y miseria en que vivía
la clase trabajadora en aquella época. Las causas de ese atraso están
perfectamente documentadas y quien no las tenga en cuenta en sus análisis es
porque no le interesa.
Pero, ¿qué pasa a día de hoy?
¿Estamos en el mejor de los mundos? ¿Se acabó la explotación? Millones de seres
humanos viven en la más absoluta miseria y desesperanza mientras una minoría de
privilegiados nadan (nadamos) en la superabundancia. Millones de seres humanos
tienen motivos más que suficientes para levantar su puño airado contra la
eterna injusticia. Habrá que decirlo una vez más: son estas políticas
equivocadas neoliberales las que quitan a unos para dárselo a otros.
Se puede criticar a los
socialistas por la incoherencia entre el gesto de alzar el puño de la rebeldía
y sus políticas incapaces de remediar la eterna injusticia, pero no se puede
banalizar la historia.
Gijón, 17-10-2009
No hay comentarios:
Publicar un comentario