viernes, 8 de agosto de 2014

El puño en alto


Llama la atención los términos en los que se plantea la polémica originada por el levantamiento del puño protagonizado por los socialistas en Rodiezmo. Hay quien desconoce, o no quiere reconocer, el significado que se dio históricamente al puño levantado. Se trata de un gesto de protesta contra las  injusticias, abusos y explotaciones que de múltiples maneras, según los tiempos, se dieron desde muy antiguo. El puño en alto significa reivindicar la rebeldía de los esclavos liderados por Espartaco, la toma de la Bastilla por el pueblo hambriento y desesperado, el asalto al Palacio de Invierno de San Petersburgo contra el feudalismo zarista, por citar sólo algunas gestas más emblemáticas contra la eterna tiranía. También la sublevación de los mineros en Asturias en octubre de 1934 debe incluirse en esa lista. Está bien que se hable de las matanzas de la frustrada revolución y del error a que les llevó una ideología que resultó equivocada, pero algunos olvidan  la situación de atraso y miseria en que vivía la clase trabajadora en aquella época. Las causas de ese atraso están perfectamente documentadas y quien no las tenga en cuenta en sus análisis es porque no le interesa.
Pero, ¿qué pasa a día de hoy? ¿Estamos en el mejor de los mundos? ¿Se acabó la explotación? Millones de seres humanos viven en la más absoluta miseria y desesperanza mientras una minoría de privilegiados nadan (nadamos) en la superabundancia. Millones de seres humanos tienen motivos más que suficientes para levantar su puño airado contra la eterna injusticia. Habrá que decirlo una vez más: son estas políticas equivocadas neoliberales las que quitan a unos para dárselo a otros.
Se puede criticar a los socialistas por la incoherencia entre el gesto de alzar el puño de la rebeldía y sus políticas incapaces de remediar la eterna injusticia, pero no se puede banalizar la historia.


                                                             Gijón, 17-10-2009 

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