martes, 5 de agosto de 2014

El papel lo aguanta todo


Es lo que tiene este medio. Aguanta lo que le echen. Hay, por ejemplo, quien, para salir de la crisis, propone recuperar tradiciones que pertenecen más bien al Antiguo Régimen: Dios, patria, rey, familia, etcétera. Otros exhiben obsesivamente sus creencias religiosas, negándose a asumir que en una democracia las religiones forman parte de la vida privada de las personas, no siendo, por tanto, objeto de debate público.
A propósito de la democracia, hay personas que la confunden con el liberalismo económico o con el nacionalismo, corrientes ideológicas que brotan de la misma fuente, la Revolución Francesa, pero que tienen naturaleza distinta. Esta confusión es interesada, pues con la modernidad todos tratan de cobijarse bajo el mismo techo. Dictaduras abyectas se hacían pasar por democracias, como la soviética que se presentaba como democracia popular o la franquista que se hacía pasar por democracia orgánica. Los que hemos nacido en aquel oprobioso régimen nos lo creímos, pues con la censura no había posibilidad de acceder a otras referencias que no fueran las oficiales.
Afortunadamente, las cosas han cambiado y hoy quien mantenga la confusión es porque quiere. Existen autores que explican con claridad meridiana en qué consiste la democracia. Tal es el caso de la filósofa, recientemente galardonada con el premio Príncipe de Asturias de las Humanidades, Martha C. Nussbaum. Libros suyos como ‘Sin fines de lucro. Por qué la democracia necesita de las humanidades’, o ‘El cultivo de la humanidad. Una defensa clásica de la reforma en la educación liberal’, son un lujo al alcance de todos. Sólo se necesita un requisito: tener curiosidad por saber.


                                                                      Gijón, 28-6-2012  

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