Por fin Vargas Llosa publicó el
esperado libro de ensayo, “La civilización del espectáculo”, y no defraudó las
expectativas. Con excepcional facilidad desvela lo que para él es el origen del
mal que nos aqueja: la banalización de la cultura.
Después de definir su concepto
de la cultura: “La reivindicación de un patrimonio de ideas, valores y obras de
arte, de unos conocimientos históricos, religiosos, filosóficos y científicos
en constante evolución”, afirma que, en los tiempos actuales, esa noción se ha
perdido, siendo sustituida por otras acepciones, tales como la antropológica
(la cultura de los pueblos) o la popular (la contracultura). De resultas de
todo ello “ya nadie es culto si todos creen serlo o si el contenido de lo que
llamamos cultura ha sido depravado de tal modo que todos puedan
justificadamente creer que lo son”.
Explica también qué entiende por
civilización del espectáculo: “La de un mundo donde el primer lugar en la tabla
de valores vigente lo ocupa el entretenimiento y donde divertirse, escapar del
aburrimiento, es la pasión universal”. Y para demostrar esa realidad, hace un
recorrido por diversos estadios de la actividad humana: la literatura, el arte,
los medios audiovisuales, la política, el deporte, la publicidad, la música, la
religión, la enseñanza, el sexo, etcétera.
Dedica un capítulo, “Prohibido
prohibir”, a las negativas repercusiones del Mayo Francés del 68 en este
proceso de pérdida de referencias, sobre todo en el ámbito de la enseñanza, y
otro, “Cultura, política y poder”, a explicar cómo el desarme cultural afecta a
la política. También la religión tiene su espacio en “El opio del pueblo”, así
como el erotismo. Ya en la introducción, “Metamorfosis de una palabra”, Vargas
Llosa nos pone en antecedentes de la complejidad del tema, comentando seis
obras de otros tantos autores modernos que, desde distintos enfoques, abordan
la cultura.
Finalmente, cabe destacar de
este libro la honestidad y claridad con que el autor expone los argumentos,
algunos de ellos controvertidos (por ejemplo, su apuesta por el sistema
económico neoliberal o la necesidad de enseñar religión en las escuelas), lo
que facilita el debate y la crítica que siempre ayudan a conocer mejor el mundo
en el que vivimos.
Gijón, 12-5-2012
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