La ‘Justicia
infinita’, plan trazado por el actual Gobierno de Estados Unidos para lograr la
paz en el mundo, ha derivado en tragedia infinita. La ‘Hoja de ruta’ elaborada
por los mismos con el mismo fin para Oriente Próximo, condujo a un infierno en
la zona. Pocas veces se ha visto tan claramente la repercusión que tiene la
acción de unos pocos (los gobernantes) en la vida de muchos (los gobernados), y
pocas veces, también, se ha evidenciado lo acertados que estaban los que, con
argumentos tan contundentes como inútiles, advirtieron de las desastrosas
consecuencias de la guerra de Irak.
Pese a tales
evidencias, los planes de Bush en aquél país seguirán adelante: nombrar un
gobierno títere que sirva a sus intereses, construir 14 bases militares
norteamericanas que alojarán 110.000 soldados para el control de todo Oriente
Medio, crear una Embajada estadounidense con 3000 funcionarios que
administrarán los fondos para la reconstrucción, etcétera.
En este
contexto, la retirada de las tropas españolas de Irak, tan insensatamente
desplazadas por el anterior Gobierno de Aznar, no puede más que contemplarse
como un acierto incuestionable. España no puede apoyar esa política ciega y
disparatada.
La ventaja
que tenemos los occidentales es que nuestras democracias permiten cambiar a los
malos gobernantes y reconducir la historia, como hemos hecho en España. Las
próximas elecciones de EE UU pueden resultar claves para el próximo futuro del
mundo.
Gijón, 25-4-2004
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