martes, 12 de agosto de 2014

El debate europeo


La crisis por la que atraviesa el proyecto de la construcción de una Europa unida, no sólo económica, sino también políticamente, nos afecta muy directamente a los ciudadanos, porque, en un mundo globalizado como es el actual, las decisiones políticas o económicas que se toman en EE UU repercuten en todo el globo y afectan a todos, de ahí la necesidad de una Europa fuerte que hable con voz propia.
Por otra parte, el distanciamiento entre la opinión ciudadana por un lado y las instituciones públicas y partidos políticos por otro, que se evidenció en las consultas europeas de Francia y Holanda ponen de manifiesto la necesidad de aplicar medidas tendentes a corregir ambos problemas.
Tal como apuntan algunos intelectuales, parece obvio que el tipo de medidas a tomar pasa por la puesta en marcha de un ambicioso plan para comprometer a los europeos en un proceso de reflexión y debate sobre la construcción europea. La iniciativa podría partir de las autoridades regionales, pero debería implicar a la sociedad civil (organizaciones culturales, asociaciones de estudiantes, sindicatos, movimientos vecinales, empresarios locales, inmigrantes, intelectuales...)
Los debates deberían centrarse en unos pocos temas básicos, tales como: el futuro del trabajo y el empleo; el modelo económico más apropiado para Europa (el estadounidense liberal de mercado o el europeo de economía social de mercado); definir los límites geográficos de la unión Europea y cómo abordar la cuestión de la inmigración; si es posible tener desarrollo sostenible y crecimiento económico al mismo tiempo, etcétera.


                                                                           Gijón, 24-07-2005 

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