martes, 12 de agosto de 2014

Conductas sexuales


Aborda un comentarista habitual, en su artículo ‘Liberalismo sexual’, publicado en este periódico el 26 de julio pasado, un tema bastante espinoso: el análisis de la conducta sexual de los ciudadanos.
No cabe duda que la opinión sobre este tipo de comportamientos varía notoriamente según la posición ideológica de la persona que emite el juicio. Así, para el propio autor del artículo, con una estricta moral religiosa católica, determinadas conductas sexuales, como las relaciones entre homosexuales, por poner un ejemplo de moda, entran en el campo de lo que él llama ‘liberalismo moral’ y son moralmente condenables. En cambio, para otra gente, como puede ser el escritor Mario Vargas Llosa, por citar a una persona que representa la ideología liberal de derechas, la actitud de la Iglesia católica y del propio PP, condenando el matrimonio entre homosexuales, es una aberración.
La mayoría de las personas de la calle, entre las que me encuentro, suelen distinguir entre tolerancia y libertinaje sexual. La primera englobaría los comportamientos habitualmente aceptados en nuestras sociedades, tales como el uso de anticonceptivos, relaciones heterosexuales dentro y fuera del matrimonio o entre personas del mismo sexo, conductas todas ellas moralmente aceptables porque representan justamente eso: una forma más de relación que tenemos los humanos. Por libertinaje se entiende la prostitución infantil, pederastia, violaciones, etcétera, y es condenable.
En todo caso, parece obvio que existe una relación directa entre nivel cultural, nivel moral y comportamiento sexual, de donde se deduce que las relaciones sexuales mejorarán si mejoramos la cultura.


                                               Gijón, 27-7-2005

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