A estas alturas de la crisis,
sólo los necios que no ven más allá de sus narices, y los canallas que
pretenden sacar beneficios personales, apoyan al sistema neoliberal. Dicho
esto, el problema mayor se plantea en el otro bando, el de la izquierda, que
debe cambiar el paradigma neoliberal, pero se muestra impotente para hacerlo.
Sin embargo, sobre el papel las
cosas parecen claras. La izquierda tiene que unirse en torno a una alternativa,
ideológica-política, al sistema, que resulte viable a la vez que eficaz. Esa
alternativa, recogida en programas políticos, hay que canalizarla a través de
las instituciones democráticas existentes. Luego, el primer paso será
identificar esa política. El segundo, regenerar las instituciones
democratizándolas, pues es bien sabido que ahora están burocratizadas. Para
ello habrá que implicarse en las mismas y no combatirlas o darles la espalda.
Este planteamiento supone descartar
las políticas hechas desde los llamados ‘chiringuitos’ (dicho con todo respeto
por las personas), que descontextualizan los objetivos y resultan ineficientes
para combatir al sistema.
Finalmente, para que el
compromiso con la política sea eficaz, se requiere otro previo: el de la
cultura. Y es éste el que, a mi modo de ver, presenta el punto débil: carecemos
de la cultura política necesaria para protagonizar el cambio.
Gijón, 26-1-2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario