miércoles, 13 de agosto de 2014

Déficit democrático


Una encuesta realizada por el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) y publicada días pasados por este periódico sobre los valores y actitudes que preocupan a los españoles retrata, en mi opinión, bastante bien a nuestra sociedad. Hay dos cosas que llaman la atención: una, la mayoría dice sentirse feliz y otra, el poco interés que tienen los ciudadanos por la política (sólo a 3,69 sobre 10 le preocupa). Aparte de que, en buena medida, lo primero, el sentirse felices, puede ser consecuencia de lo segundo, desinterés por la política, la información confirma lo que se constata en la vida diaria, al menos en lo que a esto último se refiere.
El problema se plantea cuando tenemos en cuenta que aspiramos a vivir en democracia, porque ello significa, como se sabe, que el poder lo ejerce el pueblo, pero mal va a ejercer ese poder el pueblo si no tiene ni puñetera idea de política.
Este hecho explica muchas cosas, como, por ejemplo, los gobernantes que tenemos. También se puede decir que nos engañamos cuando invocamos para justificar nuestra conducta a los derechos, la Constitución, etcétera, y quizá tengan razón los que afirman que hemos llegado al final de la historia (triste final sería éste).
El problema (yo lo veo como tal, seguramente la gente feliz no lo perciba así) debería preocuparnos a todos, al menos si aspiramos a ser lo que decimos que somos: personas civilizadas, pero de manera especial a los políticos, pues sobre ellos recae la máxima responsabilidad.


                                                           Gijón, 10-11-2003

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