Si bien es
verdad que una democracia busca, en primer lugar, la convivencia, también lo es
que no a cualquier precio. Busca la convivencia a través del diálogo; y como ocurre
que la sociedad es plural (no todos pensamos igual), éste se plantea
habitualmente en forma de enfrentamiento dialéctico. Exponer opiniones,
ideológicas por supuesto, diametralmente contrarias a las de un posible ‘rival’
no quiere decir que no se valoren o no se tengan en cuenta estas últimas,
quiere decir simplemente que, en principio, no se comparten (se compartirán si
con argumentos se demuestra el error propio). No creo que nadie se tenga que
sentir ofendido por ello, por más que, efectivamente, no guste.
Cosa distinta
son los estilos, los modales (no todos tienen la capacidad de Sócrates, por
ejemplo, para emplear sofismas, aunque de poco le ha servido). Pero yo creo que
es más democrático que un ciudadano exprese pública y libremente su opinión, aunque
lo haga defectuosamente, que la interesada manipulación que se hace,
habitualmente, en los medios de comunicación
Personalmente,
prefiero las opiniones que traten de temas tales como el paro, los excluidos,
las injusticias, etcétera, opiniones políticas en suma, aunque resulten
molestas, que otras más ‘light’ (aunque igualmente válidas), tales como la
estética de determinadas farolas o lo bien que me lo pasé en determinadas
vacaciones.
Cosa bien
distinta es que, efectivamente, esto sirva para algo.
Gijón, 28-7-2003
No hay comentarios:
Publicar un comentario