domingo, 10 de agosto de 2014

Compromiso histórico


Leyendo el artículo “La II República (1931-1936)” de Pedro González, publicado por este periódico el 21 de mayo, uno no puede menos que remontarse 40 o 45 años atrás en el tiempo cuando la propaganda franquista repetía machaconamente la misma cantinela: lo nefastos que habían sido los rojos (en este saco se metía a todos los que no comulgaban con el régimen) y la suerte que tuvo España al contar con el ‘Invicto Caudillo’ que la liberó de las garras del mal. Afortunadamente las cosas han cambiado mucho desde entonces, siendo una de ellas, no menor, la libertad que tenemos para conocer la Historia. Es por ello por lo que todo aquél que se haya interesado en la misma sabe de la manipulación que hace este señor de los hechos.
La argumentación del señor González se desmonta situando el análisis en su justo contexto: la constatación de que la democracia y todo lo que ella representa no fue un regalo que alguien concedió graciosamente a los hombres, sino una conquista llevada a cabo por estos con tremendos sacrificios y, por supuesto, errores. Es desde esta perspectiva desde donde debemos hacer el seguimiento de la Historia para conocer las esperanzas, luchas, logros y fracasos de tantos y tantos antepasados nuestros. Podremos entender así por qué España quedó descolgada del resto de Europa en tales conquistas e identificar a los enemigos de la democracia, tanto los pretéritos como los actuales que son muchos, entre ellos los que usan la palabra para tergiversar como es el caso que nos ocupa.
Conocer la verdad de la República y su brutal aniquilamiento es un compromiso histórico que tenemos contraído con los miles de mujeres y hombres, víctimas inocentes de la barbarie y esta sociedad evidenciaría una enorme miseria moral si no reivindicase su memoria y honorabilidad.


                                                                 Gijón, 21-5-2006

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