Quisiera hacer algún comentario al artículo de
Francisco Prado Alberdi, militante de IU, publicado el día 11 en este periódico
bajo el título: ‘Diluir el poder’.
Coincido con
usted en muchas cosas que dice: el deterioro progresivo de la política, el
alejamiento entre instituciones y ciudadanos y el divorcio entre estos y los
políticos (convertidos en profesionales de la política), la crisis de los
partidos políticos y cómo se produce. También coincido en el concepto que tiene
de la democracia. Creo que, efectivamente, en una verdadera democracia han de
ser los ciudadanos los auténticos protagonistas de la vida pública en sus
diversos ámbitos (cosa que no ocurre en la actualidad).
No coincido
con usted en algunas otras cosas. Si bien creo que, tal como dice, es cierto
que en IU y concretamente en el grupo que acaban de crear hay opiniones
heterogéneas y hasta enfrentadas, discrepo con usted en que desde esta
pluralidad (así se llama eufemísticamente a la situación antes descrita) se
pueda hacer alguna acción política mínimamente eficaz. Para tener alguna opción
de cambiar la realidad es imprescindible estar unidos en torno a un proyecto
político coherente y tener capacidad de transmitirlo a la sociedad, de modo que
conecte con un sector importante de ella. Esto sólo se puede conseguir
superando esa diversidad de opiniones. Para ello debe introducirse como
elemento básico en la política interna del grupo el diálogo y el debate
permanentes. Y para que esto resulte, el diálogo se debe basar en criterios de
racionalidad, es decir, hay que asumir el espíritu de los ilustrados. Esto está
en contradicción con las actitudes identitarias que predominan en su grupo, que
se pusieron en evidencia en la elección del nombre con el que se identifica:
‘Manifiestu’.
Gijón,
12-10-2003
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