martes, 12 de agosto de 2014

Cobertura mediática del Papa


La muerte del Papa ha trascendido el ámbito meramente religioso para convertirse en un acontecimiento mediático y político de primera magnitud. Si la cobertura mediática del hecho alcanzó niveles hasta ahora nunca vistos, la unánime actitud de los hombres más poderosos de la Tierra rindiendo honores al difunto convierten el evento en objeto de atención y análisis preferente.
Por eso llama la atención que algunos medios hayan recogido prácticamente sólo alabanzas del finado y no se hayan hecho eco de las durísimas críticas que desde diversos sectores han condenado este largo papado. A modo de muestra, cito algunos de los críticos aludidos: teólogos, como Leonardo Boff, Hans Küng, Tamayo o Miret Magdalena; filósofos, como Savater; escritores, como Juan José Millás, Juan Arias o Vicente Verdún, politólogos como Vidal-Beneyto, Josep Ramoneda, Puente Ojea, y un largo etcétera.
Críticas de tal envergadura como la condena que Juan Pablo II hizo de la Ilustración a la que atribuyó ser el origen principal de los males actuales del hombre. Ha llegado a afirmar que fue desde que la humanidad se identificó con el principio de Descartes del “Pienso, luego existo”, es decir, desde que el hombre pensó por su cuenta, cuando la civilización se desvió del camino correcto. Este Papa ha abortado la necesaria línea de diálogo abierta por el Concilio Vaticano II entre fe y razón, es decir, entre una Iglesia perdida en el pasado más oscuro de los tiempos y la modernidad democrática.
Es evidente que con esta falta de imparcialidad en la información se hace un flaco favor al entendimiento y a la convivencia.


                                                Gijón, 16-4-2005 

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