miércoles, 28 de septiembre de 2022

Metafísica II

Ontología del ser social

A partir de una concepción estratificada de la realidad basada en un materialismo pluralista y emergente, se plantea la elaboración de una ontología que dé cuenta de esa parcela del ser que se denomina ser social.

La ontología del ser social está relacionada con la ontología del ser natural dado que, aunque el ser social es emergente respecto al ser natural, está apoyado en él y en continua interrelación.

Los seres humanos son seres biológicos y por tanto naturales y dependen de la naturaleza para su mantenimiento; igualmente la actividad humana fundamental, el trabajo, consiste en una transformación de la naturaleza.

La ontología del ser social como fundamentación de la Ética

Para Lukács la Ontología es la fundamentación de una Ética (aunque desde el punto de vista axiológico, valorativo, la Ética es lo más importante, desde el punto de vista de la fundamentación lo prioritario es la ontología). No hay ética posible sin una ontología que la sirva de fundamento. De igual manera una Ontología tiene aparejada una Ética que desarrolla sus implicaciones en el campo de la acción humana.

Para Lukács el objeto de la ontología es lo realmente existente y su tarea es la de examinar lo existente respecto a su ser y encontrar las diversas fases y transiciones dentro de lo existente.

Así mismo el ser es un proceso de índole histórica. No existe el ser en sentido estricto.

Vida cotidiana

El punto de partida de la ontología del ser social es el análisis de la vida cotidiana y de las objetivaciones que se separan de ella. Lukács entiende por objetivaciones el arte, la ciencia, la filosofía, el derecho, el estado, el lenguaje y el trabajo.

La teoría del reflejo lukacsiana entiende dicho reflejo como una reconfiguración (refiguración) compleja de la realidad por parte de los sujetos cognoscentes que aportan sus peculiaridades a dicho reflejo, que nunca es mera reproducción fotográfica o directa de la realidad, sino que incorpora el estado histórico determinado de la ciencia de la época y además está influenciado por las necesidades, la posición de clase, etc., de dichos sujetos cognoscentes.

Heidegger fue uno de los primeros en analizar la vida cotidiana desde el punto de vista ontológico, pero para recluirla en el ámbito de lo inauténtico, de lo impersonal.

Lukács y Heller, aunque reconocen que la alienación es componente esencial de la vida cotidiana, admiten la posibilidad de desarrollar una vida auténtica en la lucha por la desalienación propia y de los otros a través de la participación consciente en la lucha revolucionaria y mediante la introducción de categorías filosóficas y científicas.

Segunda naturaleza. Alienación

La concepción ontológica de Marx y de Lukács no es determinista, sino que se basa en la categoría de posibilidad objetiva. El hombre realiza la historia libremente según los propios fines, pero para obtener estos fines tiene que poner en funcionamiento las leyes, bien naturales o bien sociales.

La actuación libre y voluntaria de los diferentes individuos da como resultado una objetividad social, con sus leyes, que se impone como una segunda naturaleza y condiciona la actuación de los individuos. La obra de los individuos se muestra en los mismos como algo opaco a ellos que los domina desde el exterior. La objetivación (alienación) del individuo produce efectos externos que se independizan de esta actuación y se le enfrentan como algo ajeno.

Aquí reside la dualidad de la objetivación humana que por una parte es producto necesario de la esencia, pero por otra parte no es conocida como tal, y además en las sociedades de clase y especialmente el capitalismo, los productos de esta objetivación son apropiados por el capital y dirigidos contra el trabajador que es su productor.

La ontología del ser social de los Grundrisse

Gould realizó un estudio sobre la ontología del ser social, centrado en la obra de Marx y concretamente en los “Grundrisse”.

En este trabajo se entiende la ontología social como una teoría metafísica de la naturaleza de la realidad social que estudia las entidades y estructuras fundamentales de la existencia social (personas e instituciones) y la naturaleza básica de la interacción y el cambio social.

La ontología social de Marx tiene por categorías básicas las del individuo, relación, trabajo, libertad y justicia. Marx retoma la importancia aristotélica del individuo frente a Hegel, lo que hace que su ontología se refiera a una serie de individuos enlazados entre sí por relacione sociales.

Según Gould la consideración de las distintas formas de relación social entre los individuos lleva a la distinción de tres modelos sociales: los fenómenos precapitalistas, el capitalismo y la sociedad comunal o comunista. Mientras que las primeras formaciones son el reino de la dependencia personal, el capitalismo es el ámbito de la independencia personal basada en la dependencia objetiva, y la sociedad comunista el espacio en que se podrá desplegar una individualidad social libre, basada en unas relaciones de igualdad concreta y no solamente igualdad formal como sucede en el capitalismo.

 

Comentario de texto

La minoría no se distingue de las mayorías numéricamente. Una minoría puede ser más numerosa que una mayoría. Lo que define a la mayoría es un modelo al que hay que conformarse: por ejemplo, el Europeo medio, adulto, masculino, urbano… En cambio, las minorías carecen de modelo, son un devenir, un proceso. Podría decirse que nadie es mayoría. Todos, de un modo u otro, estamos atrapados en algún devenir minoritario que nos arrastraría hacia vías desconocidas si nos decidiéramos a seguirlo. Cuando una minoría crea sus modelos es porque quiere convertirse en mayoría, lo que sin duda es necesario para su supervivencia o su salvación (tener un Estado, ser reconocido, imponer sus derechos). Pero su potencia procede de aquello que ha sabido crear y que se integrará en mayor o menor medida en el modelo, sin depender nunca de él. El pueblo siempre es una minoría creadora que permanece como tal aun cuando alcance una mayoría: las dos cosas pueden coexistir, ya que no se experimentan en el mismo plano. (G. Deleuze, “Control y devenir” en Conversaciones, pp271-272)

La interpretación que puede hacerse de este texto de Deleuze es que en la historia los procesos revolucionarios o los cambios sociales son siempre protagonizados por minorías que se enfrentan a las mayorías. Si estas minorías tienen éxito y consiguen el cambio, acaban convirtiéndose en mayorías y entonces pierden el impulso revolucionario inicial.

Este fue el caso, por ejemplo, de la Revolución francesa; derrocó al Antiguo Régimen, pero acabó repitiendo su modelo opresor. También es el caso del capitalismo; comenzó siendo revolucionario, pero no culminó esta revolución que aún está pendiente. Lo hará si da paso al socialismo.

 

Examen de Metafísica II

Uned, Gijón. 26/5/2022

 

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