Ontología
del ser social
A
partir de una concepción estratificada de la realidad basada en un materialismo
pluralista y emergente, se plantea la elaboración de una ontología que dé
cuenta de esa parcela del ser que se denomina ser social.
La
ontología del ser social está relacionada con la ontología del ser natural dado
que, aunque el ser social es emergente respecto al ser natural, está apoyado en
él y en continua interrelación.
Los
seres humanos son seres biológicos y por tanto naturales y dependen de la
naturaleza para su mantenimiento; igualmente la actividad humana fundamental,
el trabajo, consiste en una transformación de la naturaleza.
La
ontología del ser social como fundamentación de la Ética
Para
Lukács la Ontología es la fundamentación de una Ética (aunque desde el punto de
vista axiológico, valorativo, la Ética es lo más importante, desde el punto de
vista de la fundamentación lo prioritario es la ontología). No hay ética
posible sin una ontología que la sirva de fundamento. De igual manera una
Ontología tiene aparejada una Ética que desarrolla sus implicaciones en el
campo de la acción humana.
Para
Lukács el objeto de la ontología es lo realmente existente y su tarea es la de
examinar lo existente respecto a su ser y encontrar las diversas fases y
transiciones dentro de lo existente.
Así
mismo el ser es un proceso de índole histórica. No existe el ser en sentido
estricto.
Vida
cotidiana
El
punto de partida de la ontología del ser social es el análisis de la vida cotidiana
y de las objetivaciones que se separan de ella. Lukács entiende por
objetivaciones el arte, la ciencia, la filosofía, el derecho, el estado, el
lenguaje y el trabajo.
La
teoría del reflejo lukacsiana entiende dicho reflejo como una reconfiguración
(refiguración) compleja de la realidad por parte de los sujetos cognoscentes
que aportan sus peculiaridades a dicho reflejo, que nunca es mera reproducción
fotográfica o directa de la realidad, sino que incorpora el estado histórico
determinado de la ciencia de la época y además está influenciado por las
necesidades, la posición de clase, etc., de dichos sujetos cognoscentes.
Heidegger
fue uno de los primeros en analizar la vida cotidiana desde el punto de vista
ontológico, pero para recluirla en el ámbito de lo inauténtico, de lo
impersonal.
Lukács
y Heller, aunque reconocen que la alienación es componente esencial de la vida
cotidiana, admiten la posibilidad de desarrollar una vida auténtica en la lucha
por la desalienación propia y de los otros a través de la participación
consciente en la lucha revolucionaria y mediante la introducción de categorías
filosóficas y científicas.
Segunda
naturaleza. Alienación
La
concepción ontológica de Marx y de Lukács no es determinista, sino que se basa
en la categoría de posibilidad objetiva. El hombre realiza la historia libremente
según los propios fines, pero para obtener estos fines tiene que poner en
funcionamiento las leyes, bien naturales o bien sociales.
La
actuación libre y voluntaria de los diferentes individuos da como resultado una
objetividad social, con sus leyes, que se impone como una segunda naturaleza y
condiciona la actuación de los individuos. La obra de los individuos se muestra
en los mismos como algo opaco a ellos que los domina desde el exterior. La
objetivación (alienación) del individuo produce efectos externos que se
independizan de esta actuación y se le enfrentan como algo ajeno.
Aquí
reside la dualidad de la objetivación humana que por una parte es producto
necesario de la esencia, pero por otra parte no es conocida como tal, y además
en las sociedades de clase y especialmente el capitalismo, los productos de
esta objetivación son apropiados por el capital y dirigidos contra el
trabajador que es su productor.
La
ontología del ser social de los Grundrisse
Gould
realizó un estudio sobre la ontología del ser social, centrado en la obra de
Marx y concretamente en los “Grundrisse”.
En
este trabajo se entiende la ontología social como una teoría metafísica de la
naturaleza de la realidad social que estudia las entidades y estructuras
fundamentales de la existencia social (personas e instituciones) y la
naturaleza básica de la interacción y el cambio social.
La
ontología social de Marx tiene por categorías básicas las del individuo, relación,
trabajo, libertad y justicia. Marx retoma la importancia aristotélica del
individuo frente a Hegel, lo que hace que su ontología se refiera a una serie
de individuos enlazados entre sí por relacione sociales.
Según
Gould la consideración de las distintas formas de relación social entre los
individuos lleva a la distinción de tres modelos sociales: los fenómenos
precapitalistas, el capitalismo y la sociedad comunal o comunista. Mientras que
las primeras formaciones son el reino de la dependencia personal, el
capitalismo es el ámbito de la independencia personal basada en la dependencia
objetiva, y la sociedad comunista el espacio en que se podrá desplegar una
individualidad social libre, basada en unas relaciones de igualdad concreta y
no solamente igualdad formal como sucede en el capitalismo.
Comentario
de texto
La
minoría no se distingue de las mayorías numéricamente. Una minoría puede ser
más numerosa que una mayoría. Lo que define a la mayoría es un modelo al que
hay que conformarse: por ejemplo, el Europeo medio, adulto, masculino, urbano…
En cambio, las minorías carecen de modelo, son un devenir, un proceso. Podría
decirse que nadie es mayoría. Todos, de un modo u otro, estamos atrapados en
algún devenir minoritario que nos arrastraría hacia vías desconocidas si nos
decidiéramos a seguirlo. Cuando una minoría crea sus modelos es porque quiere
convertirse en mayoría, lo que sin duda es necesario para su supervivencia o su
salvación (tener un Estado, ser reconocido, imponer sus derechos). Pero su
potencia procede de aquello que ha sabido crear y que se integrará en mayor o
menor medida en el modelo, sin depender nunca de él. El pueblo siempre es una
minoría creadora que permanece como tal aun cuando alcance una mayoría: las dos
cosas pueden coexistir, ya que no se experimentan en el mismo plano. (G.
Deleuze, “Control y devenir” en Conversaciones, pp271-272)
La
interpretación que puede hacerse de este texto de Deleuze es que en la historia
los procesos revolucionarios o los cambios sociales son siempre protagonizados
por minorías que se enfrentan a las mayorías. Si estas minorías tienen éxito y
consiguen el cambio, acaban convirtiéndose en mayorías y entonces pierden el
impulso revolucionario inicial.
Este
fue el caso, por ejemplo, de la Revolución francesa; derrocó al Antiguo
Régimen, pero acabó repitiendo su modelo opresor. También es el caso del
capitalismo; comenzó siendo revolucionario, pero no culminó esta revolución que
aún está pendiente. Lo hará si da paso al socialismo.
Examen
de Metafísica II
Uned,
Gijón. 26/5/2022
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