Es sabido que la historia la
escriben siempre los vencedores. Por ejemplo, la versión de la Segunda Guerra
Mundial sería muy distinta si hubiesen ganado los alemanes. Afortunadamente,
los vencedores en este caso fueron las potencias democráticas de Occidente (en
combinación con la Unión Soviética), de ahí que la historia se escribiese desde
una perspectiva democrática.
Desgraciadamente, en España se
invirtieron los términos y fue el bando fascista el vencedor de la contienda
civil. El precio que pagamos por ello fue, como se sabe, muy caro: 40 años de
dictadura, pobreza y aislamiento. La llegada de la democracia tenía que haber
servido para cambiar la versión manipulada de lo que fue la guerra y la Segunda
República, pero, dados los términos en que se llevó a cabo la Transición (se
optó por la reforma en vez de la ruptura), hubo que correr un tupido velo sobre
el reciente pasado. Esta circunstancia trajo como consecuencia que, 40 años
después, aún no hayamos hecho los deberes de reescribir la historia para dejar
las cosas en su sitio.
Habrá que remitirse al incierto
futuro con la esperanza de que, al fin, en España se lleve a cabo la necesaria
justicia histórica.
Gijón, 3-5-2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario