miércoles, 13 de agosto de 2014

¿Vuelve el nacional-catolicismo?


Alguien dijo alguna vez que los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla. No sé quien fue, pero poco importa eso ante la gravedad y la obviedad del aserto. ¿Realmente no nos preocupa el cómo y el por qué de una de las más crueles guerras civiles de la historia, la que hemos padecido los españoles hace poco más de 60 años? ¿Alguien cree que olvidando este pasado lo conjuramos para que no vuelva? ¿Saben nuestros jóvenes lo que fue el nacional-catolicismo? Si la respuesta a esta última pregunta es no, podemos echarnos a temblar porque es muy posible que su negra sombra esté planeando de nuevo sobre nuestras cabezas.
Por lo que se refiere a las diferencias sobre nuestro comportamiento respecto a los países de nuestro entorno se pueden poner múltiples ejemplos, pero citaré dos a modo de muestra: mientras Francia ha sacado los símbolos religiosos de la escuela pública para preservar la laicidad de la enseñanza, en España hemos introducido a la Iglesia Católica a catequizar a nuestro jóvenes. Ningún dirigente europeo (excepción hecha del inglés por razones históricas) ha servido incondicionalmente al ‘emperador’ Bush en la guerra de Irak salvo el español, con el agravante añadido que lo hizo con la rotunda oposición de todos los grupos políticos del Estado y la opinión en contra de los ciudadanos. (Por si alguien no lo tiene claro, diré que el concepto de guerra preventiva empleado en Irak es la aplicación del fin que justifica los medios. El Derecho Internacional roto, pues, en mil pedazos).


                                                                   Gijón, 7-2-2004

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